El próximo fin de semana se cumplirán dos meses desde que los trabajadores de la planta de tratamiento de residuos de Nostián fueron a la huelga para reclamar unas condiciones de trabajo dignas. El próximo fin de semana se cumplirán también dos meses desde que en la propia plantan se amontonan unas 10.000 toneladas de basura al aire libre.
Así lo explican trabajadores de Nostián a La Opinión, que apuntan que es material que se está pudriendo, fermentando y que atrae la presencia de gaviotas. Hadrián Canosa, presidente del comité de empresa, afirma incluso que los residuos emiten líquidos que actualmente se filtran hasta la infraestructura de recogida de las aguas pluviales de la planta.
Lamenta el líder sindical que, más allá de la gran cantidad de basura amontonada, precisamente desde el paro del puente de la Constitución, la citada huelga no ha servido para cambiar nada en sus condiciones y no descartan cesar la actividad de nuevo próximamente.
Desde Nostián quitan importancia a los residuos amontonados, señalando que es algo que se repite puntualmente todos los años. Aseguraba al diario que la planta estaría saneada a principios de enero, algo que todavía no ha sucedido.
Y mientras, el Concello se desentiende del asunto. El origen del conflicto es la falta de un nuevo contrato con Albada, la empresa que tiene la concesión para el tratamiento de residuos. Una concesión que lleva en prórroga forzosa desde 2020 por la incapacidad del gobierno municipal de publicar siquiera los pliegos del nuevo contrato. Esto afecta seriamente a las condiciones de los trabajadores, con un día a día en condiciones precarias y con el salario congelado desde hace años.
Inés Rey, que en 2019 parecía tener muy clara la solución e incluso le daba lecciones a Xulio Ferreiro, se comprometió a sacar el nuevo contrato antes de finalizar 2020. En 2023 y con sus cuatro años de mandato a punto de expirar, su gran logro en esta materia ha sido poner en contra a los diferentes grupos municipales al no pelear por mantener el modelo de reciclaje actual.
En los últimos días, tanto Marea Atlántica como BNG se han mostrado muy críticos con la decisión de resignarse al quinto contender, cuando consideran que el modelo actual funciona mejor y que habría caso para que se considerase una de las excepciones a la nueva normativa europea.