En el proceloso mundillo político todas las alianzas tienen carácter perecedero, incluso aquellas que parecen firmes debido a un reparto de papeles que satisface a todas las partes. José Manuel Lage y Valentín González Formoso se estrellaron, cada uno por separado, hace nueve años en el cónclave de los socialistas de la provincia de A Coruña. Tres años después el alcalde de As Pontes llegó a la presidencia de la Diputación y abrió las puertas de su equipo a Lage, que no gozaba entonces de excesivas simpatías en las filas de su partido.
Lage es un hombre agradecido, también audaz. Valentín no es precisamente un estajanovista, así que la dupla hizo fortuna. El control de la Diputación conlleva otro tipo de controles y en enero de 2018 la dupla que había fracasado en 2012 se hizo con el liderazgo del PsdeG en la provincia tras recabar el 86% de los votos. Lage asumió la secretaría de organización y empezó a pisar algunos callos, pero la dupla hizo fortuna como si fuese una futbolera pareja de centrales. A Valentín le gusta salir con el balón jugado desde atrás, con la cabeza alta, sin despeinarse. Lage también querría ser Beckenbauer, pero su escuela es de zaguero tosco. Y no hay VAR en este partido.
El tiempo pasa y las aspiraciones medran. A Coruña, su provincia, se empieza a quedar pequeña y a pesar de la proverbial procastinación del presidente de la Diputación la tentación autonómica siempre está presente. O al menos el ansia por influir, faceta en la que Lage siempre se ha movido con codicia.
Pero la última exploración del dúo ha encallado entre las selváticas ramas del socialismo, tanto en Madrid como en Galicia. Los próximos meses pondrán a prueba la fortaleza de la pareja. Y Valentín ya hace tiempo que empieza a percibir que su aliado, por más que le haga el trabajo sucio en el partido, empieza a ser un compañero incómodo de viaje. Siempre dispuesto al consenso y la palmadita en la espalda, a González Formoso ya hace tiempo que le incomoda que le identifiquen con Lage, que sigue sin hacer excesivos amigos en sectores muy influyentes del socialismo local, provincial y autonómico y del que el alcalde de As Pontes empieza a renegar respecto a modos y maneras. Y valora una ruptura, suave, apocada, como corresponde al protagonista. Pero decidida.