En el pleno municipal de diciembre de 2021 el portavoz del gobierno de A Coruña, José Manuel Lage Tuñas, hizo un anuncio: antes de fin de año se convocaría la plaza de dirección del Teatro Colón. Casi un año después, y cumplido hace once meses el plazo dado por el valido de Inés Rey, nada se sabe sobre esa convocatoria. Mientras tanto los trabajadores del Teatro se instalan en una situación precaria que propicia que alguno de ellos deba asumir, además, labores que le corresponderían a la dirección.
La directora, en teoría, es Bettina Kohlhaas, que desde abril de 2021 compagina esa responsabilidad con la de dirección del área de Cultura del Ayuntamiento. A Coruña es un caso excepcional a nivel nacional: apenas existen ciudades de su tamaño que carezcan de concejalía de Cultura. El gobierno local le echó el candado en septiembre de 2020 cuando hizo la reestructuración que integró a la exedil de Ciudadanos, Mónica Martínez, en el Ejecutivo. Entonces se explicó que era la propia alcaldesa Inés Rey la que asumía las competencias de Cultura, uno de los sectores más golpeados por la pandemia. Kohlhass duplicó cargos e incluso se animó a asumir responsabilidades políticas en la comisión ejecutiva de la agrupación socialista coruñesa. Sólo cobra por su labor en el ayuntamiento.
El alud de críticas de la oposición animó a Lage Tuñas a realizar el anuncio de la convocatoria de una plaza. Pero el Teatro Colón a día de hoy no merece pagar un sueldo de dirección. Y no habrá director o directora antes de que acabe el mandato del actual gobierno local. El vacío de poder propicia no sólo que no se generen puestos de trabajo en el Teatro sino que muchos entidades promotoras renuncien a programar en A Coruña vista la experiencia de trabajar en un entorno descabezado y con evidentes carencias en su gestión. La provisionalidad se perpetúa en una errática política cultural que el ayuntamiento ha enfocado a sacar réditos de una programación de multitudinarios conciertos organizados en su mayoría por el Xacobeo.
Mientras el Teatro Colón sobrevive sin dirección ni rumbo, la fotografía del sector cultural en la ciudad muestra además una Banda Municipal de Música sin director y subdirector desde poco antes de la pandemia o expone los problemas en la Orquesta Sinfónica de Galicia, que comenzó la temporada sin dirección artística y entre intrigas con su gerente. En esa imagen se aprecia tambiéb un Instituto José Cornide de Estudios Locales sin cabeza visible desde 2020 y sobre el que el edil del BNG, Francisco Jorquera, advirtió en un pleno que en él trabaja solo una persona funcionaria. “Si está de baja o pide permiso, el Instituto tiene que permanecer cerrado”, además de que su web está inoperativa. Tampoco el ayuntamiento de A Coruña ha sido capaz de presentar en tiempo y forma una programación de actividades para los actos que conmemorarán el 50 aniversario de la muerte de Picasso. El panorama se completa con la situación de más de 70 trabajadores de bibliotecas que sufren serios problemas para cobrar sus nóminas.
El Instituto Municipal Coruña Espectáculos (IMCE) tampoco tiene director, aunque el coordinador general del Ayuntamiento, Gonzalo Castro, ejerce como su consejero delegado y asume el control de la gran parte de la gestión culturalde la ciudad: la de los teatros Rosalía y Colón, el Fórum Metropolitano, el Ágora, el Coliseum. Castro se encarga de la contratación y gestión de los programas municipales que tengan relación con las actividades culturales, relacionadas con el mundo del espectáculo y las fiestas en la ciudad, un detalle que tras su entrada en el consejo rector del IMCe se apuntó desde María Pita como la confirmación del “compromiso de Inés Rey” de impulsar directamente desde Alcaldía la reactivación del sector cultural de la ciudad, en un momento especialmente delicado.