Quizás ebrio de victoria tras la derrota electoral del domingo anterior, quien sabe si enardecido por esos modos y maneras que en su día llevaron a Ángel García Seoane, alcalde de Oleiros, a calificarle de “bravuconcito”, el caso es que José Manuel Lage Tuñas se pasó de frenada en la última curva que afrontó en su partido. Y se fue contra la trampa de arena, en la que ahí está, varado y tratando de salir.
Las alarmas saltaron en las filas socialistas cuando superados los hervores electorales y una vez anunciada la nueva convocatoria a las urnas, Lage Tuñas saltó a la palestra en una información de La Voz de Galicia que otorgaba al politólogo de Outes posibilidades (“ese puesto podría estar reservado”) de liderar la candidatura al Congreso de los Diputados por la provincia de A Coruña.
Esa opción de Lage como líder entraría en colisión con las opciones de José Miñones, neoministro, exdelegado del Gobierno y hombre de total confianza del líder socialista Pedro Sánchez. Así que el artículo de La Voz, fundamentado en “distintas voces”, empezó a correr como reguero de pólvora por todo tipo de whatsapps a ambos lados de Pedrafita. La solución que se citaba en el texto y que se elevaba incluso a la categoría de “propuesta” era la de que Miñones ejerciese de cunero y se presentase por Ourense, circunscripción en la que Lage no es el más popular de los militantes después de la caída de Gonzalo Caballero y con el recuerdo de su relación pasada con José Manuel Baltar.
Uno de los más enojados por el artículo periodístico fue Valentín González Formoso. El secretario general de los socialistas gallegos ya hace tiempo que tuerce el gesto ante las maniobras de su número dos (tal y como le citaba La Voz en el titular de la información). En Madrid el enfado no fue menor. Y la maquinaria del desmentido se puso en marcha para que el periódico dejase claro “confirmado por la dirección del partido” que el cabeza de lista sería José Miñones para desdecir a “fuentes socialistas”.
La actualización aludía también a que Lage se centraría “en A Coruña y Galicia” y se trataría de evitar la acumulación de tareas en el partido. Con todo, no parece muy claro el papel del número dos en la negociación con el BNG que facilite un acuerdo que propicie la continuidad de los socialistas al frente del ayuntamiento coruñés. Francisco Jorquera, portavoz nacionalista, no tiene la mejor consideración sobre Lage tras un mandato que se caracterizó en los últimos tiempos por lo que el experimentado político del BNG considera reiteradas faltas de respeto. “Voste non suma”, se mofaba Lage en los plenos porque Jorquera no disponía de los concejales suficientes para sellar acuerdos de gobierno. Y le dejaba al margen.
Ahora Lage necesita a Jorquera, al que tampoco le gusta la manera de regir el Concello que tiene el politólogo. Por eso valora seriamente propiciar una investidura, pero no entrar en el gobierno local. Para ese primera objetivo se antoja clave, más que el papel de Lage, el rol que pueda desempeñar Gonzalo Castro, todavía coordinador general de Alcaldía, número cuatro en la candidatura que lideraba Inés Rey y exconcejal del BNG en Ordes. En el recuerdo está la negociación del pacto en la Diputación hace cuatro años, que no se desbloqueó hasta que Formoso retiró a Lage de la ecuación.