Desidia o simple incompetencia, el gobierno que dirige Inés Rey en A Coruña dejó sin ejecutar 70 de cada 100 euros presupuestados para obras entre 2019 y 2021. Ahora se apresta a presentar como un éxito la apresurada ejecución de unos fondos que no supieron gestionar durante años. Un barniz que no resiste un repaso en profundidad.
El gobierno socialista de A Coruña batió récords que parecían imposibles de superar, los de los cuatro años de Marea Atlántica, un tiempo en el que se quedaron guardados en los cajones una media de 66 de cada 100 euros presupuestados para equipamientos que hubieran mejorado la calidad de vida de sus vecinos.
Bibliotecas, centros cívicos, parques, escuelas infantiles, instalaciones deportivas, plazas, aceras y calles. Todo se paralizó durante años en los que no se le dio salida al dinero presupuestado por un ayuntamiento que incluso estuvo 16 meses sin actualizar las cuentas. La inacción generó además un parón económico en la ciudad: por cada millón de euros de inversión pública se generan unos sesenta puestos de trabajo directos e indirectos. Si no se invierte no hay empleo.
Si tomamos el año 2021, observamos que de los 304 millones de euros totales que se podían haber gestionado por parte del ayuntamiento, se dejaron sin ejecutar casi 63 millones, el 21% del total del presupuesto. No parece un mal porcentaje, pero debe entenderse que el 60% del presupuesto del ayuntamiento se destina a pagar las nóminas del personal municipal, que obviamente no quedan sin abonarse, y a lo que puede clasificarse como gasto corriente (luz, agua, teléfono, mantenimiento de jardines y vías públicas, recogida de basura, limpieza de las calles, tratamiento de residuos sólidos urbanos… O lo que es igual, son gastos inevitables que siempre se abonan. También las cuotas de devoluciones de préstamos solicitados las entidades bancarias, que además ahora aumentan de manera significativa tras la decisión del edil Lage Tuñas de incrementar la deuda del ayuntamiento.
Restaría un 40% del presupuesto destinado a mejorar la vida de los coruñeses. La mitad de ese dinero se quedó en el cajón. Ahora se lanza el Concello a subir esos porcentajes como sea, ayudado por la recepción de fondos comunitarios. En definitiva, A Coruña ha padecido entre 2015 y 2021 unos gobiernos que no fueron capaces de invertir una media de 64 millones cada año, mientras los ciudadanos pagan cada vez más impuestos y reciben menos servicios, inversiones y equipamiento para sus barrios.