El ocaso del presidente de la patronal coruñesa, Antonio Fontenla, es de tal magnitud que decisiones antes incuestionables y discrecionales del veterano constructor se han convertido ahora en sinónimo de controversia y ácida crítica en la Confederación de Empresarios de A Coruña (CEC). El artículo publicado en diSíNoticias sobre la pérdida de influencia de Fontenla a nivel institucional fue muy comentadas en la sede de la patronal coruñesa, frente al edificio administrativo de la Xunta, por cierto. Al margen del asentimiento generalizado sobre esa situación, fueron muchos los que rescataron otras noticias sobre la inexistencia de una verdadera cúpula de la patronal coruñesa que represente fielmente la realidad de la provincia más pujante de Galicia y no sea más que un mero órgano de asentimiento a los caprichos de su por ahora presidente.
Uno de esos motivos de malestar es el elevado salario con el que Fontenla dispensa a su secretaria general y mano derecha. También a su secretaria personal, aunque este último aún no ha sido denunciado ni reprobado públicamente. Sí lo fue el de la citada secretaria general, la única con acceso directo y diario a Fontenla. El reproche llegó nada menos que del Tribunal de Contas, que en uno de sus informes recriminó a la CEC el uso de ayudas para cursos de formación a pagar nóminas de diez mil euros mensuales a la mano derecha del presidente de la patronal coruñesa, según reveló el diario El País.
Según Contas, el comportamiento de la patronal coruñesa era replicado en Ourense y Lugo, aunque los primeros abonaban cinco mil euros y los segundos tres mil a sus respectivos directivos.
Pero Antonio Fontenla parece decidido a desoír las llamadas a la renovación de la patronal coruñesa y a encastillarse en la CEC a la espera de tiempos mejores que no parecen a la vista. A finales del pasado año procedió a una renovación casi fantasma de su junta directiva y de su comité ejecutivo, donde la irrelevancia de casi todos los perfiles es evidente y ha provocado que algunos de los asociados hayan empezado a darse de baja en busca de nuevas organizaciones que en verdad representen sus intereses.
En esa línea, la Cámara de Comercio ha sabido potenciar su imagen pública, mientras que otros empresarios están creando diversas plataformas desde las que poder ofrecer una imagen más real del empresariado coruñés, lejos de los intereses personales de un Fontenla que no está dispuesto a facilitar su relevo