Apenas cuatro decenas de afiliados y simpatizantes acudieron a la convocatoria de la otrora vigorosa Agrupación Socialista Coruñesa, que el pasado sábado quiso escenificar su apoyo al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que tras su periodo de reflexión seguirá al frente del ejecutivo.
El chato seguimiento ha generado diversas tensiones internas en un colectivo preso de la melancolía desde que Inés Rey y José Manuel Lage Tuñas, que en su día trabajaron en la orilla de Susana Díaz (aquella política andaluza) para que Sánchez no fuese el líder de los socialistas, asumieron su melancolía entre una fuerte contestación de las bases.
En esta ocasión, para apoyar a Sánchez, el plan consistió en reunirse ante la sede del partido en Zalaeta, ubicada en un callejón sin salida tras el Museo de Bellas Artes que ni medio se pobló de correligionarios del presidente entre la lluvia. Tampoco los líderes locales del partido, alejados como están de las bases, hicieron gran cosa por darle lustre al encuentro.