En el verano de 1993 los directivos del Área Comercial Obelisco plantearon en el ayuntamiento la idea de peatonalizar la calle Riego de Agua. Entonces se debatía sobre la necesidad de instalar una cubierta acristalada que evitase que los viandantes se mojasen al pasear por la calle Real. Y se planteó que un corredor peatonal conectase los Cantones con la Plaza de María Pita.
Las conversaciones se sucedieron, también pasaron los meses. Un año después de aquella primera toma de contacto, Florencio Cardador, el concejal de Obras Públicas, se reunió con los comerciantes y lanzó la idea de ampliar una de las aceras de la vía y seguir permitiendo el acceso y aparcamiento de vehículos. En el ayuntamiento pensaban que el cierre total iba a suscitar rechazos, pero no fue así. Comerciantes y hosteleros de la zona apostaron por una calle sin coches.
En realidad la apertura de Riego de Agua al tráfico rodado carecía de sentido desde la peatonalización de María Pita. El trasiego que ofrecía como vía de salida desde las Atochas ya se cubría con el nuevo vial subterráneo. La calle había quedado reducida a un mero y caótico estacionamiento.
Con todo, los coches siguieron circulando por la calle hasta el 9 de junio de 1997. Empezaron entonces una obras teñidas por la polémica entre Ayuntamiento y Xunta porque Antonio Couceiro, entonces conselleiro de Industria y Comercio y hoy presidente del Deportivo, anunció en una reunión con los comerciantes una subvención que cubría la mitad del presupuesto de los trabajos, cifrados en 50 millones de pesetas (unos 300.000 euros).
Con las administraciones peleándose por pagar las obras se acabaron en apenas tres meses. La nueva rúa se embelleció con 1.600 metros cuadrados de granito y 178 de adoquín bajo los que se hicieron nuevas canalizaciones de agua, gas, fibra óptica y alumbrado. “La peatonalización se impone en toda Europa”, glosó el alcalde Francisco Vázquez. Un año después los inmuebles de la calle se habían revalorizado en un 15% y se anunció que la calle Troncoso, al otro lado de María Pita, también cerraría el paso a los coches.