Es alto, más de 1,80. Tiene la frente despejada y abundantes canas. Ocupó puestos de responsabilidad en el PSOE gallego, en el provincial y en el comarcal. Fue fontanero (cargo de confianza político) en varias instituciones públicas y hasta directivo de alguna sociedad privada. Aunque jubilado, se saca un sobresueldo como comisionista y estos días se frota las manos porque su sector estrella, el del alumbrado, va a repartir 30 millones de euros en cinco años bajo el mantra del ahorro energético.
Lo cierto es que las quejas vecinales apuntan hacia la pésima iluminación de la mayoría de las calles de A Coruña y a una programación disparatada que hace que las bombillas se enciendan y se apaguen de forma poco razonable. Y aunque el alumbrado siempre fue una competencia de Infraestructuras, área que depende nominalmente de Juan Díaz Villoslada, este proyecto, como la mayoría de los que manejan presupuestos abultados, lo ha gestionado en su totalidad la mano derecha de la alcaldesa, José Manuel Lage Tuñas. La excusa consiste en que es el encargado de Contratación y preside la Mesa que licita y adjudica esos contratos.
Las empresas del sector tienen encendidas las luces, pero las de alarma, sobre los supuestos privilegios de la favorita para hacerse con el millonario contrato. En los últimos días, tras el anuncio oficial del Ayuntamiento, se han sucedido las reuniones en cafeterías y restaurantes y al menos una de las firmas que acudirá a la licitación ya ha contratado un gabinete de abogados muy conocido en la ciudad (no es Amoroso y Asociados, por cierto) para vigilar cualquier indicio de posible irregularidad y dar traslado de la misma a las autoridades competentes.
En este caso, además de a los políticos, la vigilancia se extenderá a los técnicos que tendrán que suscribir los informes que avalen la adjudicación, con el fin de evitar el uso discrecional de los datos por parte de Lage Tuñas y el resto de la Mesa de Contratación.
Esas mismas fuentes confirman que el pliego presenta numerosas lagunas y que son muchos los puntos susceptibles de ser impugnados. Mientras tanto, otros funcionarios municipales se preguntan cómo es posible tamaña celeridad en la redacción y licitación del concurso de iluminación, mientras otros se pudren en el cajón del olvido entre mentiras y medias verdades sobre sus plazos. Véase como ejemplo el caso del tratamiento de basuras, aunque el listado de servicios municipales en precario es extenso.
¿Quizá porque no tienen partidas de 30 millones para gastar ni exfontaneros del PSOE interesados en agilizar su tramitación?, se preguntan los más malpensados.