El pasado domingo el párroco de los Capuchinos tenía guardado un mensaje muy especial durante la misa. Al llegar la homilía, el Padre Rosendo Pérez comunicaba a sus feligreses la feliz y deseada noticia: la continuidad de la parroquia en A Coruña queda garantizada.
La orden ha aceptado que el Padre Rosendo Pérez pueda continuar con su labor al frente de la Iglesia de la Divina Pastora, situada en Federico Tapia. Se evita así el cierre de la parroquia, que había recibido con un gran disgusto el anuncio del traslado de los dos religiosos que la forman a Vigo.
“El Espíritu Santo nos ha traído buenas noticias de Madrid”, aseguró el Padre Rosendo exultante a COPE Coruña. En la entrevista, explicó que la decisión llegó tras una reunión entre una comisión con integrantes de la parroquia y el provincial de los Capuchinos en la capital española.
En la reunión se acordó que el religioso se quedase como párroco en el templo coruñés, que pasa al Arzobispado de Santiago. “Yo me quedo, pero con la ayuda del señor Obispo”, matizó. Y es que la intercesión del Obispo de Santiago ha sido crucial para preservar la parroquia de los Capuchinos en A Coruña.
Sin embargo, su compañero en la orden capuchina y en el convento de A Coruña, Felipe Tejerina, de 80 años, sí que será trasladado a Vigo en unos meses, lo que significará que el padre Rosendo quede al frente de la parroquia en solitario. Se trata de cumplir decisiones de la orden relativas a la reorganización de sus conventos.
El Padre Rosendo, de 66 años y originario de El Bierzo, es una persona muy querida en el barrio, conocido además por organizar cada año la procesión de la Borriquilla y viajes a Tierra Santa, y que destaca siempre que puede que se siente coruñés. Aquí llegó hace 23 años y cada día se gana el cariño de vecinos y feligreses, que le han devuelto su cercanía en forma de apoyo las últimas semanas.
El posible cierre de la parroquia movilizó a sus feligreses pero también a los locales comerciales de la zona, que no dudaron en mostrar su apoyo con carteles y recogiendo firmas en la entrada de la parroquia. Los últimos domingos, además, se celebraron concentraciones a las puertas del templo pidiendo que se reconsiderase el traslado de los religiosos.
Finalmente la petición ha sido escuchada, y el Padre Rosendo será el encargado, por el momento en solitario, de mantener vivo el legado de los Capuchinos en A Coruña, más de 100 años después de su llegada en 1918.