alvados los muebles el pasado 28 de mayo en unos comicios municipales en los que el PP a pesar de su victoria no logró activar 15.000 votos que sí emergieron en las elecciones generales, el gobierno de Inés Rey se demora para activar su maquinaria en el segundo mandato ya comenzado.
Los retrasos afectan a la delegación de firma y competencias o a la constitución de las comisiones y se prolongan, sobre todo, de manera inquietante para quienes esperan novedades sobre su integración en la plantilla laboral del concello como personal eventual nombrado por el grupo socialista. La incertidumbre alcanza también a las direcciones de área que no se han constituido.
La indefinición siembra la inquietud entre varios satélites de los ediles del gobierno de Inés Rey, todo aderezado con las ya habituales tensiones internas en la agrupación socialista local. La disculpa que más ha circulado para explicar la ausencia de decisiones tenía que ver con la expectativa por conocer el resultado de las elecciones generales, si se convocaban las autonómicas y como se podrían encajar las piezas en ese escenario. Si alguien esperaba que por ahí se alumbrase una solución sigue tan a ciegas como antes de la consulta electoral.
El caso es que dos meses después de las elecciones Inés Rey apenas ha nombrado a cuatro de sus colaboradores más cercanos y la oposición, faceta a la que trata de apuntarse el BNG, lamenta que la actividad gubernamental está bajo mínimos. Mientras tanto varios históricos (y no tan históricos) socialistas se debaten a la espera de noticias procedentes desde María Pita: una veintena de asesorías jugosamente remuneradas están en juego.