Hace meses que los vecinos de todos los rincones de A Coruña viven atemorizados ante la inseguridad existente en la ciudad. Las diferentes actividades ilegales rara vez encuentran oposición y eso provoca situaciones tan esperpénticas como la que se ha dado recientemente en O Castrillón, donde el tráfico de drogas se ha ‘autooficializado’ y existen tanto tarifas como horario de atención al cliente.
Hace unos días la Policía intervenía una de las casas okupadas en la que se sospechaba existía un punto de venta de sustancias ilegales. Una mujer fue detenida, pero poco después fue sustituida por nuevos traficantes que retomaron la actividad.
Lejos de recibir una solución por parte del Concello, los vecinos del barrio tienen que ver como el narcotráfico, aunque sea a pequeña escala, se normaliza en sus zonas de residencia con escenas de mofa como el cartel en una puerta de las viviendas okupadas.
Esta captura recogida por el Ideal Gallego muestra tanto el ‘planning’ semanal como todo el catálogo de drogas que ofrecen y sus precios. Aunque ya ha sido retirado, este gesto enfureció todavía más a los residentes, que piden soluciones urgentes. Ramiro Otero, presidente de la asociación de vecinos señala en el mismo medio que “Hay una situación de normalización desde hace años”.
El problema, más allá del propio tráfico de drogas, es todo lo que de ello deriva una vez se instala en el barrio. Broncas, peleas e incluso robos a vecinos que están hartos de tener que vivir con miedo en los aledaños de su casa.
El Partido Popular exige medidas urgentes al Concello
Otero considera que la Policía Nacional actúa de forma correcta con los medios que dispone y echa en falta más cintura por parte del Concello. Considera que el gobierno municipal debería, al menos, tapiar las viviendas actuando de oficio ante la inacción de los propietarios de las mismas.
Las reacciones desde la corporación municipal no se han hecho esperar y desde el Partido Popular exigen tanto al ejecutivo local como a la Delegación del Gobierno medidas urgentes, aumentando la presencia policial en la zona hasta que se desmantelen de forma definitiva los puntos de venta de drogas o, en la línea de lo que apuntan los vecinos de O Castrillón, impidiendo el acceso a dichas casas abandonadas con las medidas urbanísticas adecuadas.