Aunque los medios convencionales intenten vender un relevo tranquilo en la sede de Inditex, lo cierto es que esa idílica versión dista mucho de ser real y que la noche de San Saturnino fue de cuchillos largos en Sabón y en los reservados de algunos conocidos restaurantes coruñeses poco habituados a una afluencia tan grande en un lunes por la noche.
Las noticias se precipitaron a lo largo del 29-N cuando se supo que el relevo afectaría al consejero delegado, Carlos Crespo. Algunos medios, incluida La Voz de Galicia, se hicieron eco del rumor que corría por los mentideros de la empresa, aunque el diario situado casi enfrente a la multinacional retiró la nueva en unos pocos minutos. Nadie podía imaginar que en la salida de Crespo iría también Pablo Isla, su principal valedor y factótum de la empresa más valorada de España desde la salida de José María Castellano.
Pero los acontecimientos se precipitaron de madrugada. José Arnau, vicepresidente de Pontegadea y de Inditex, y hombre de la máxima confianza de Amancio Ortega, con un papel reforzado tras la jubilación parcial de Antonio Abril, fue el encargado de ejecutar la brutal e inesperada remodelación.
Según diversas fuentes consultadas por diSÍnoticias, las relaciones entre Pablo Isla y la mujer de Amancio Ortega, Flora Pérez, eran muy tirantes desde hace meses. El entorno del considerado como mejor ejecutivo de España entendió como una amenaza directa a su status la entrevista de Marta Ortega en The Wall Street Journal, en la que dejaba entrever su disposición a ocupar la presidencia del grupo textil e intentar emular los resultados de su padre. Por eso, el cese de Carlos Crespo fue considerado como una desautorización absoluta por parte de Isla, incapaz de comprender el castigo a un leal trabajador del grupo que había cumplido con el desafío de recortar en un 10 % los gastos de la multinacional.
El órdago fue creciendo y Flora Pérez no quiso desaprovechar la oportunidad de cobrarse la cabeza del principal obstáculo para sus planes en la empresa, donde sus hermanos y su hija pasan a copar tres de los diez puestos de la nueva cúpula directiva del grupo.
No menos sorpresa causó la elección del relevo de Crespo. Óscar García Maceiras goza de una extraordinaria reputación en el ámbito jurídico, pero apenas ha sumado unos pocos meses de experiencia en las tripas de la empresa más valorada del IBEX-35. Es cierto que contará con el padrinazgo de Arnau, uno de los artífices de su fichaje, pero no es menos importante el escaso respeto que despierta su falta de experiencia en la gestión de una gran multinacional a la que apenas podrá sumar, al menos de momento, su enorme voluntad de aprender.
Que la medida era inesperada en los mercados se percibe por la caída en la cotización de Inditex, que llegó a perder hasta un 6 % de su valor y obligó a la compañía a lanzar un segundo comunicado a media mañana en el que se explicitaba que Marta Ortega sería presidenta no ejecutiva, algo que alivió ligeramente el castigo a la acción, a la espera de ver la evolución del nuevo equipo directivo en un momento en el que consumo aparece de nuevo amenazado por una variante del covid-19.
Inditex ya es más Pérez que Ortega. Pablo Isla ha pactado una salida tranquila y bien remunerada, con su prestigio intacto y a la espera de nuevas ofertas de trabajo que, a sus 57 años, llegarán sin duda de alguna de las principales empresas españolas. Mientras tanto, Marta Ortega y sus tíos Óscar y Jorge Pérez Marcote ocuparán un protagonismo mayor y solo los resultados demostrarán si el relevo ha sido acertado o no.