Los efervescentes años 20 del siglo pasado en A Coruña tuvieron un emblema arquitectónico, un edifico que situó a la ciudad al frente del listado nacional de rascacielos. En cierto modo se americanizaron los Cantones con una construcción basada en la arquitectura de la Escuela de Chicago, de verticalidad y líneas rectas, superficies lisas, del empleo de materiales como el hormigón.
Los arquitectos Antonio Tenreiro y Peregrín Esteller entendieron que así debía ser la sede del Banco Pastor, la sede de una entidad que había comenzado su actividad financiera en 1776 de la mano de Jaime Dalmau un comerciante de origen catalán que gestionaba tráfico de mercancias y pasajeros en el Puerto coruñés y que acabó por completar su oferta con servicios de crédito.
Dalmau se asoció con un paisano, José Pastor Taxonera, natural de Canet de Mar, que se quedó al frente del negocio cuando Dalmau falleció y acabó por adquirir su parte a los herederos. La familia Pastor acabó emparentando con la Barrié, de origen francés y también dedicada al comercio en la ciudad. En 1915 un joven de 27 años, Pedro Barrié de la Maza regresó a A Coruña tras formarse en finanzas en Alemania, Reino Unido y Francia. Era el bisnieto de José Pastor Taxonera.
El 1 de enero de 1925 la Sociedad regular colectiva “Sobrinos de José Pastor” se convirtió en el Banco Pastor S. A. Ricardo Rodríguez Pastor era el presidente y Pedro Barrié de la Maza el vicepresidente. La nueva entidad, con sucursales en Vigo, Lugo, Ourense, Ferrol, Viveiro, Sarria y Monforte, ya levantaba en A Coruña un edifico que causaba admiración y que acabó por inaugurar el 11 de noviembre de 1925 después de algo más de tres años de obras.
Eran 38 metros de altura y once plantas que lo convirtieron en el edificio más alto de España hasta que en 1929 se levantó la sede de Telefónica en la Gran Vía madrileña. Las oficinas del banco se situaban en el piso bajo, el entresuelo y el primer piso; la siguiente planta estaba ocupada por la vivienda de Pedro Barrié y en las demás había viviendas. En el ático instalaron su estudio Tenreiro y Estellés. La construcción no estuvo exenta de polémica porque se aludía a que contravenía normativas municipales