La generación Naranjito, la nacida en 1982, comienza a vacunarse en Galicia y con ella la de los treintañeros. Atrás quedan las dudas iniciales sobre la capacidad del Sergas para articular un operativo de las dimensiones que supone citar a toda la población y más en un ámbito poblacional disperso. No hay margen ni para la demagogia: Galicia está respondiendo a uno de los mayores desafíos que se recuerdan. Más de la mitad de la población en edad de inmunizarse ya ha recibido la pauta completa, lo que supone que (según datos recogidos hasta el 28 de junio) el 44,3% de la población total gallega ya ha cubierto ese objetivo.
Galicia es líder en la clasificación porcentual de población inmunizada para detener el avance del covid-19. A nivel nacional la media está en el 36,23%, ocho puntos por detrás. Apenas Asturias (43,8%) se acerca al éxito en la vacunación del Sergas. Tras estas dos comunidades se sitúa Castilla y León (41,5%). Madrid, donde su presidenta Isabel Díaz Ayuso acaba de activar un horario de 24 horas para agilizar los pinchazos, se queda en el 35,4%. Mas atrás marchan en Cataluña (33,8%), casi once puntos por detrás de Galicia. Uno de los secretos estriba en que mientras Galicia ya ha dado salida a más del 94%, en Madrid, por ejemplo, apenas han inyectado el 83% de las vacunas de las que disponen.
Según los datos del Sergas, más de la mitad de los ciudadanos de Galicia llamados a vacunar contra la Covid-19 ya tienen la pauta completa, al alcanzarse 1.207.097 inmunizados, que suponen el 51,09% de la población diana con el proceso finalizado. Y está a punto de alcanzarse el 70% con al menos una dosis. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, ya ha avanzado que, si el ritmo de suministro de vacunas no decae, el curso próximo comenzará en septiembre con todos los escolares de ESO y Bachillerato vacunados. Mientras tanto pide paciencia para superar el verano: “Será el último con restricciones si nos cuidamos y si llegamos al otoño sin ningún disgusto y sin ningún brote explosivo como los que se pueden dar en un cóctel peligrosísimo, que es el ocio descontrolado, los botellones colectivos y la falta de vacunas