La calle de San Juan tiene tradición festeira en A Coruña, rúa de bares, antes de tazas, ya desde hace tiempo de combinados. El picoteo va desde el chorizo al sushi y los horarios se ha adecuado a las costumbres: del aperitivo, se pasó a la copa nocturna y desde hace años prolifera el tardeo. San Juan es una referencia de ocio y diversión compartida incluso en tiempos de pandemia, cuando todo debería ser más contenido. Por eso bastantes vecinos y transeúntes claman por lo que allí sucede, por un descontrol del que nadie se hace cargo.
El malestar ha llegado a la Policía Local, que en las últimas semanas ha acudido a la zona, abarrotada sobre todo en las tardes de los domingos. Les alertan por la proliferación de actitudes incívicas y por la mayoritaria falta de respeto a la distancia social y la prudencia debida en una época de alerta sanitaria. Pero ahí subyace un problema, el de la falta de efectivos policiales. Hay domingos en los que en A Coruña apenas patrullan cinco coches del 092. En San Juan las personas congregadas se cuentan por cientos.
La gente ha tomado la calle, se consume alcohol en la vía pública, lejos de los espacios delimitados para ello. Las paredes del colegio Grande Obra de Atocha ejercen como improvisado urinario. San Juan no es peatonal, pero se convierte de facto cada domingo en un botellómetro. Los buses deben dar un tortuoso rodeo para completar su ruta. Los vecinos ya han lanzado varias voces de alarma porque no sólo lo tienen complicado para acceder a sus viviendas, sino que en caso de urgencia pueden verse en un apuro.
Mientras tanto nadie ofrece respuestas. Los hosteleros miran por lo suyo y cuando propusieron hace un año peatonalizar la calle se encontraron con la negativa municipal. Ahora, de facto, la cierra la gente, que impone su dictado porque nadie consigue que se cumpla la ley. En un contexto en el que a los adolescentes se les reprime y castiga cuando organizan botellones en espacios exteriores en los que no hay vecinos cerca, se permite un macrobotellón a personas mayores de edad en pleno centro de la ciudad y a la luz del día. No hay noticias, a todo esto, del responsable de Seguridad Ciudadana en el ayuntamiento, el edil Juan Ignacio Borrego. El ayuntamiento es incapaz de garantizar el orden en la zona. San Juan se llena y la juerga descontrolada se extiende por las calles adyacentes.