Cuarenta metros de eslora surcan el mar en Ibiza y las revistas y webs del corazón se hacen eco del porte de una de las tripulantes, Makoke, famosa televisiva por su matrimonio ya roto con Kiko Matamoros, que también lleva el peso de la fama sin estar muy claro el motivo. El caso es que Makoke, hija del práctico del pueeto de Málaga, retoza en un fastuoso yate mientras los paparazzo captan el momento. “Makoke luce su espectacular cuerpo en las playas de Ibiza”, se lee en los titulares. La señora, de 53 años, disfruta de sus vacaciones estivales mientras en televisión se emite un reality grabado en el que es una de las protagonistas. “Makoke se relaja en el yate de unos amigos”, explican las publicaciones especializadas.
Pero las revistas no explican que el dueño del barco, el mismo que sale en una silla de director de cine, es un empresario coruñés. Quizás no reconozcan a Juan Carlos Rodríguez Cebrián, emparentado con Amancio Ortega tras casarse con su sobrina Dolores Ortega y exdirector general de Inditex entre 1997 y 2005, cuando dejó de ser la mano derecha de Ortega en la compañía en la que había entrado en 1978 cuando todavía era Zara.
Cebrián se dedica en la actualidad a gestionar sus inversiones inmobiliarias y, sobre todo, al sector hostelero, donde Economía Digital informaba no hace mucho que le iba viento en popa. Gasolina para su barco, un ingenio valorado en 7 millones de euros que dispone de cuatro camarotes con baños, dos suites, cocina, comedor, sala de juegos o lavandería y en el que ya había noticias de presencia de la farándula en tiempo estival: el verano tras el confinamiento Cebrián ejerció de anfitrión de la periodista (y bastantes veces protagonista) del corazón, Lydia Lozano
“Makoke ha sido captada disfrutando de un día de navegación en compañía de amigos y luciendo su tipazo, fruto de una dieta saludable y mucho ejercicio”, explica Diez Minutos que no entra en las operaciones a las que se ha sometido la recauchutada televisiva. La publicación también ignora al anfitrión. En Pronto sí que recuerdan que se ha sometido a retoques en el pecho y el rostro y publican las fotos, pero han optado por recortar de ellas al anfitrión. Lo que sí acabarán pronto son las vacaciones, el barco apenas será un recuerdo y Cebrián volverá a sus quehaceres e iniciativas, entre las que destaca la promociòn de un hotel canino en Oleiros con capacidad para más de 200 perros.