Sus contemporáneos llamaban a Emilia Pardo Bazán, con no demasiado cariño, “la inevitable”. Inevitable por molesta, por opinar sin pedir permiso, por querer ocupar espacios que hasta entonces permanecían vedados a las mujeres. En el año en el que se le rinde homenaje por celebrarse 100 años de su muerte, lo que es inevitable e imprescindible es tenerla presente, además, por unas cuantas casualidades.
La gripe de los coletazos de la pandemia de su tiempo
El 12 de mayo de 1921, tras sentirse varios días indispuesta, murió Emilia en su palacete de la Calle Princesa de Madrid. La causa de su fallecimiento fue la gripe, agravada debido a la diabetes que padecía. Es decir, Pardo Bazán pertenecía a lo que hoy, en pleno proceso de vacunación contra el covid-19, llamaríamos grupo de riesgo en un coletazo de la pandemia que a ella le tocó vivir, la de la gripe de 1918.
De hecho, tal y como recordaba hace unos días en redes sociales su Casa-Museo ubicada en la calle Tabernas de A Coruña, la gripe parecía generar en la escritora una “intranquilidad premonitoria”, citando este texto que aparecía en uno de los números de “La Ilustración Artística” que ella escribía y publicaba:
“¡La gripe! ¡Qué insidioso padecimiento! ¡Cómo hace la capa a los otros males! ¡Cómo se reviste de todas las formas de su proteica naturaleza, y lima y arruina lentamente las constituciones más recias, y conjurada y vencida al parecer, vuelve, vuelve, se desliza en el lecho!!!”
Benito Pérez Galdós
La casualidad quiso que la fecha de la muerte de ambos amantes estuviese separada por un año casi de forma exacta. Mientras Galdós fallecía en mayo de 1920, la vida de Pardo Bazán se apagaba en mayo de 1921 con dos días de diferencia, siendo ambos enterrados en la capital pese a haber nacido en la periferia peninsular.
La pandemia ha pospuesto la celebración de eventos presenciales, y sin quererlo, ha terminado juntado –también póstumamente- los homenajes que reciben los dos literatos que tanto amor se profesaron en vida.
La RAE y las cartas de amor
La espinita clavada de Pardo Bazán, que consiguió vencer muchas de las barreras de género que encontró, fue el amargo trago de no haber sido aceptada como miembro de la RAE por medio de excusas de lo más peregrinas.
No se dio por vencida, ni una, ni dos veces, y hasta en tres ocasiones presentó su candidatura alegando que no lo hacía por su ambición personal, sino sintiéndolo como “deber de su sexo”, “sosteniendo la aptitud legal de las mujeres que lo merezcan para sentarse en aquel sillón, mientras haya Academias en el mundo”.
Curiosamente, es la RAE quien conserva y difunde las cartas que Emilia le envió al académico. Ella, eterna aspirante a ocupar su plaza por méritos propios con sus decenas de novelas, ensayos y cuentos publicados, ve ahora expuestas sus palabras más íntimas en la institución que le cerró las puertas hasta en tres ocasiones. Una negativa que desde la propia RAE, calificaron como “el mayor error en sus tres siglos de existencia”.
Madrid la convierte en un “icono pop”
El carácter de Pardo Bazán admite muchos epítetos debido a su personalidad arrolladora y carismática. A ellos se suma ahora el de “icono pop”, tal y como la han definido en el Ayuntamiento de Madrid, que engalanará sus calles con banderolas en las que se ve a una colorida Emilia, en un diseño del artista David de las Heras. ¿Qué diría ella de verse tan floreada en pantallas digitales y marquesinas de la capital? Lo que sí dijo es que «Madrid es audaz, jaranero y curioso», y ese será el lema de esta campaña por hacerla presente en las calles en las que pasó parte de su vida a los 100 años de su muerte.
La RAG
Por su parte, la RAG, cuya sede comparte espacio con la que fue, literalmente, su casa en A Coruña, organizará un congreso en otoño bajo el título “Emilia Pardo Bazán, 100 años después”. Hace unas semanas, fallecía uno de los grandes estudiosos de su obra, Xosé Ramón Barreiro, “determinante para dar visibilidad a su figura y para hacer realidad la actual Casa-Museo, de la que fue director”
Meirás
El centenario de Pardo Bazán nos pilla en pleno proceso de proteger su legado, con el que fuera su refugio (y el de sus musas) entre los temas de actualidad nacional. Precisamente la RAG ha manifestado su determinación por poder aunar todo la biblioteca, la de su casa de la calle Tabernas con la de Meirás, un legado de miles de publicaciones
Marineda celebra “su” concurso gastronómico en Año Xacobeo
Su Marineda le rinde homenaje a lo largo de año a través de charlas (en su Casa-Museo), rutas por la ciudad y varias representaciones teatrales.
A Coruña la espera siempre, y aguardará a que la gran exposición “Emilia Pardo Bazán. El reto de la modernidad” comisariada por Isabel Burdiel se exhiba primero en la Biblioteca Nacional de Madrid (entre el 9 de junio y el 26 de septiembre de 2021), y llegue en otoño al Kiosko Alfonso a la ciudad herculina.
Pero si Emilia levantase la cabeza, además de celebrar que las mujeres ocupen sus asientos en la RAE y sean las que lideren estos conversatorios sobre su obra, posiblemente se detendría entusiasmada ante la celebración de unas jornadas gastronómicas en su honor, cuyas propuestas deberán estar inspiradas en su obra. Ella, que prologó el célebre compendio de Picadillo “La cocina práctica”, ve ligada su figura a la buena mesa de A Coruña en este año complicado para el sector hostelero.
La última de estas inevitables coincidencias, es que sea año Xacobeo. Que haya un camino siempre abierto a Galicia, enriquecida por la cultura cosmopolita sin renegar nunca de su carácter y cultura, siempre fue uno de sus sueños. Recordarla en este año en el que enseñamos con orgullo al mundo lo mejor de nuestra tierra, hubiera sido igualmente inevitable.