Panorámicas espectaculares, plena conexión con la naturaleza y sin vecinos a varios metros. Suena al plan perfecto para una escapada en tiempos de pandemia y es precisamente lo que ofrece una nueva modalidad de alojamiento turístico que viene pisando fuerte, el de las cabañas de madera.
Aunque es posible que los cierres perimetrales ya hayan pasado a la historia, lo cierto es que en este último año hemos tenido oportunidad de cambiar nuestra forma entender los viajes y de apreciar los paisajes que tenemos más cerca, y qué mejor que hacerlo, sin ir más lejos, desde lo alto de las copas de los árboles.
Las cabañas ya estaban ahí, pero el coronavirus las ha convertido en una opción que cumple a la perfección con las medidas de distanciamiento. Visitamos algunas de las opciones de escapadas en las que los protagonistas la intimidad, lugares con magia y el aire libre.
Cabañas de Canide (Mera)
Nacieron hace dos años y medio y es de esos proyectos que apenas han conocido la normalidad. “El primer año fue el de arranque, y luego llegó el coronavirus… Hemos sobrellevado este año gracias al turismo gallego”, cuenta Mar Carrillo, gerente de Las Cabañas de Canide. Para el verano, y con el fin del estado de alarma, sienten que la cosa se va animando. “Se valora mucho el hecho de no tener espacios comunes, la tranquilidad y la sensación de aislamiento e independencia que ofrece una cabaña independiente”, explican.
Se definen como un proyecto eco-friendly ubicado en la zona de Reserva de la Biosfera Mariñas Coruñesas e Terras do Mandeo, compuesta por unos alojamientos en madera de construcción ecológica y respetuosa con el medio ambiente. Su ubicación en Mera, a solo 12 kilómetros de A Coruña, las convierte en un destino a tiro de piedra de la ciudad herculina.
“Nuestro punto fuerte sin duda son las vistas, tenemos una panorámica impresionante de toda la bahía de A Coruña, y también la intimidad y la tranquilidad. Las tres cabañas cuentan con grandes ventanales orientados al mar y a la puesta de sol para aprovecharlo al máximo y con la playa al lado”, describe Mar Carrillo.
Cabañitas del Bosque (Outes)
Fueron de las primeras iniciativas de este tipo de alojamientos turísticos. Empezaron construyendo tres cabañas en 2013 y ahora suman 30 repartidas en el concello de Outes y varios premios de arquitectura por la calidad y la innovación que suponen sus construcciones. Su propuesta pasa por desconectar de la rutina en un lugar idílico y fundirse con la naturaleza. En mitad del bosque, pero disfrutando de todas las comodidades de un hotel de lujo en una cabaña en la copa de un árbol.
Pero no todo es descansar mientras crujen las hojas de los árboles alrededor y contemplar el paisaje. En las Cabañitas del bosque han comenzado a ofrecer también una oferta de actividades complementarias y de turismo activo con la recuperación y creación de varias rutas de senderismo en el entorno y actividades de geocatching.
El éxito de estos alojamientos singulares y pioneros en Galicia les ha llevado a promover en la zona más proyectos de alojamientos en cabañas: Cabañas del Barranco, Cabañas de Broña y Cabañas sin Barreras.
Cabañas de María Manuela (Boqueixón)
Querer conservar una histórica carballeira fue el impulso que puso en marcha este proyecto. “Nuestras cabañas tienen una historia detrás que las hace especiales y es que salvaron una carballeira de ser cortada. En Galicia año tras año se produce la pérdida de numerosos bosques autóctonos de gran valor ambiental y cultural y nosotros no nos podíamos permitir ese destino para nuestra carballeira”, detallan en las Cabañas de María Manuela, ubicadas en Boqueixón.
Su nombre hace referencia a dos grandes mujeres de la familia y con ello quieren dejar constancia de que las mujeres “siempre fueron un pilar fundamental en el trabajo y la conservación del rural”. Con una tierra heredada crearon una plantación de uva albariño y seis acogedoras cabañas en donde alojarse, bautizadas con nombres de árboles que se encuentran en la carballeira que las contempla.
Aunando la pasión por el vino y por el turismo, la propuesta de Enoturismo María Manuela está hecha para que “los apasionados por la naturaleza pudieran disfrutar de la libertad que la naturaleza nos aporta, apreciar el silencio solo interrumpido por el sonido del viento, de la lluvia o el canto de la lechuza por la noche. Seguro que si nuestros carballos pudiesen hablar nos darían las gracias por salvarlos y contribuir así a la conservación de la naturaleza”.
Nidos de Carnota
Los Nidos de Carnota surgen a través de dos proyectos, uno es el de crear un centro de interpretación sobre la riqueza de la fauna y especialmente de las aves de la impresionante playa de Carnota, uno de los arenales de mayor extensión de Galicia. Y el otro es el de ofrecer un alojamiento de lujo inmerso en plena naturaleza. Así surgen estos “nidos”, inspirados en el turismo ornitológico.
Sus propietarios siempre están dispuestos a acompañar a los visitantes a las mejores localizaciones para los avistamientos de aves, explicar las épocas de transito de las diferentes especies, las rarezas que suceden en esta zona de la Costa da Morte y cómo conviven, se alimentan y anidan.
Lo que marca la diferencia es su propuesta de excursiones para disfrutar del paisaje de la zona, las rutas de senderismo, las costas agrestes, el megalitismo o la ruta de los faros, como una propuesta que busca promover el turismo medioambiental en la zona, más allá de su servicio de alojamiento en cabañas.
Moradas no Ulla (Teo)
El proyecto vio la luz a finales de 2018, aunque ya llevaba varios años en la cabeza de Fran. “Nos decidimos a dar el paso y vivir de forma más acorde con nuestros gustos, apostando por el rural, la arquitectura, la sostenibilidad… y eso es lo que hemos procurado plasmar en Moradas no Ulla”
Tampoco conoce un año “normal”, 2019 fue de arranque y les ha tocado “consolidarse” de mano del covid este año. Incluso aprovecharon un mes de cierre para construir unas pequeñas albercas para cada uno de las cabañas. “Somos conscientes de que a corto plazo la situación del covid nos beneficia porque la gente busca la tranquilidad de un alojamiento independiente. Pero necesitamos que el turismo funcione en general, que la gente se mueva, es un círculo que tiene que empezar a andar. Ahora estamos ya completos hasta julio, pero para las reservas a más largo plazo creo que la gente aún está esperando”, explica Fran.
Su propuesta es un retiro en el paisaje rural de la comarca de Compostela, entre bosques y prados, muy cerca del puente colgante del Xirimbao sobre el río Ulla, y próxima a las solitarias playas de Arousa Norte y del Atlántico. Lo más valorado, “estar en medio de la naturaleza, en cabañas construidas con madera de pino ecológico, diseño de interiores de inspiración nórdica y un trato totalmente personalizado”.