Damián Ucieda Cortés (A Coruña, 1980) estudió ilustración en Barcelona y después se formó como fotógrafo en Escocia. Hace siete años regresó a A Coruña a fotografiar el imaginario que formó parte de su infancia en de Os Mallos. Uno de esos elementos que marcaron sus vivencias en la ciudad herculina es la refinería.
Tras un trabajo de tres años en los que esta instalación industrial se convirtió en el encuadre de su cámara, el resultado puede verse en una exposición física en la sala Normal de la Universidad de A Coruña (Paseo de Ronda, 47) hasta el 25 de junio. Como complemento virtual, se puede visitar a golpe de clic dentro de la programación inaugural del muv.fmjj, donde se incorpora una derivación del proyecto a través de una instalación de treinta pantallas en movimiento.
El proyecto Camiño Negro, comisariado por el también coruñés Juan de Nieves, refleja en 50 fotografías en blanco y negro la relación del petróleo y A Coruña. Se divide en dos partes, una dedicada a la localidad de Meicende y otra al oleoducto que invisible atraviesa parte de la ciudad, fijándose en la convivencia entre industria y paisajes que no se definen del todo entre lo rural y lo urbano. “Es un proyecto que, aunque de carácter artístico, tiene ciertas connotaciones documentales”, apunta.
¿Cómo empezó todo?
Comencé a fotografiar la población de Meicende en 2017. Tras la negativa por parte de la refinería para poder fotografiar las instalaciones del complejo, empecé a fotografiar desde el otro lado de la valla. En un principio sin ninguna intención de crear un proyecto, casi como un ejercicio de técnica en el que recorría los alrededores de la refinería en busca de imágenes. En estos paseos empecé a ver el contraste o la tensión que generaba población e industria, a hablar con los vecinos.
La segunda parte del proyecto está dedicada al trayecto de 6,5 kilómetros de oleoducto soterrado que va desde el puerto hasta la refinería. Surge tras una conversación con el arquitecto Iago Carro. Yo conocía la existencia del oleoducto, pero no sabía que se podía transitar por encima de él. Por medidas de seguridad no se puede construir encima, por lo que hay un pasillo que atraviesa la ciudad por diferentes partes, zonas urbanas, rurales y polígonos industriales. Del trayecto me interesaron las resonancias que se generan alrededor de él, la catalogación y usos del territorio, los contrastes entre lo urbano y lo rural, industria y población.
Por otro lado, y ya una vez realizadas las imágenes, Juan de Nieves y yo estuvimos trabajando durante este ultimo año en un proyecto de investigación, en el que ayudados por otros colaboradores, intentamos dar un contexto a una etapa que ha marcado la historia más reciente de la ciudad.
¿Qué le contaban los vecinos?
Como es natural hay cierta división de opiniones respecto a la refinería. Los que piensan que la industria crea puestos de trabajo y otros que son más críticos por el impacto medioambiental que tiene, ya no solo por el aire que es lo primero que podemos pensar, pero también por el ruido. Me explicaban, y cualquiera que sea de la ciudad ya lo habrá escuchado, que no se puede tender la ropa, que fachadas y ventanas están corroídas por los productos que desprenden las chimeneas o que en ciertas épocas del año las plantaciones están quemadas.
¿Es algo así como un tema tabú?
No creo. De hecho está muy presente en las noticias, ahora como el ERTE y con el traslado al puerto exterior, pero realmente sí que creo que no es un tema que esté a pie de calle.
¿De qué forma incorporaba esos comentarios que le hacían llegar los vecinos?
A través de una pieza virtual que hicimos para la colaboración con el MUV. Se trata de una instalación multipantalla dentro de su museo virtual al que cualquiera desde su casa con las herramientas precisas puede tener acceso. Partiendo de las fotografías ya tomadas, creamos un mapa audiovisual de este camiño negro. Hicimos una serie de grabaciones siempre desde un punto de vista de un observador, en las que se incorpora la imagen en movimiento y el sonido, este último muy característico, añadiendo al proyecto otros elementos para poder hacer un mapa más amplio del territorio y el momento. Además de las imágenes hay una serie de testimonios de vecinos y personas relacionadas con el camino o la industria.
¿Qué quiere que el espectador vea en la exposición?
La exposición muchas lecturas, va más allá de una exposición de arte o fotografía contemporánea. Hay un trabajo de investigación para que se pueda contextualizar el momento histórico de la ciudad. Además de mis imágenes, se puede ver material de archivo como mapas, documentos de expropiación de los terrenos donde se ha construido la refinería, prensa documentando el momento en el que se industrializó la ciudad, fotos de mediados de los sesenta del archivo Martí y una película maravillosa de Ramón Saez de la Hoya de 1964 rodada en 16mm titulada “Petroliber”.
¿Es un momento clave en la historia de la refinería?
Entiendo que sí. Además del cambio del oleoducto a Punta Langosteira y la desaparición en el futuro próximo del oleoducto actual, la era del combustible fósil está llegado a su fin, tal y como la conocemos. En especial la era del petróleo, que ya ha pasado su cénit, con lo que entiendo que estarán buscando alternativas para la futura crisis energética.
¿En qué nuevos proyectos trabaja?
Ahora mismo estamos trabajando en el libro de “Camiño Negro” para que este proyecto se pueda visualizar y difundir en otro formato que no sea el expositivo. Esperamos que en septiembre se pueda hacer publico.
¿Finalmente pudo entrar a fotografiar la refinería?
Contactamos y pudimos acceder al archivo. Vimos todo el material histórico, como el de Foto Blanco, que se dedicó a fotografiar la refinería desde su construcción. Pero no, no pude fotografiarla por dentro.