Anda enfrascado el Ayuntamiento en los últimos meses en entorpecer como sea las inversiones de la Xunta en A Coruña. Si usted repasa los titulares de las últimas semanas mentalmente, verá que todo se atrasa al 2024 y que Rey va a llegar a la campaña electoral con la chapuza de las peatonalizaciones de Alcalde Marchesi y Monte das Moas como único argumento de su supuesta gestión.
Por eso sorprende que la alcaldesa, en lugar de intentar apropiarse de las inversiones de otros, intente entorpecerlas con toda clase de artimañas burocráticas que lo único que hacen es perjudicar a todos los coruñeses.
El último esperpento tiene como protagonista, un vez más, al CHUAC. Mientras el PSOE intenta hacer bandera de la defensa de la sanidad pública en toda España, e incluso se inventa la asistencia de Inés Rey a la marcha de Santiago, lo cierto es que el Ayuntamiento coruñés no para de poner zancadillas a la mayor inversión en la ciudad de la última década.
La chapuza es mayúscula. Primero intento bloquearse la firma del convenio de ampliación. Más tarde, el Ayuntamiento cedió una parcela afectada por las obras para otra iniciativa social diferente y provocó otro nuevo retraso. Y ahora, en lugar de firmar el convenio, Inés Rey y alguno de sus asesores prefieren jugar al trilerismo político cambiando algunos puntos del acuerdo inicial con la Xunta para asegurarse la propiedad de los terrenos que tendrá que expropiar, y pagar, el Ejecutivo autonómico para acometer la inversión.
Así, sumamos otro mesecito de retraso mientras la alcaldesa, a la que rara vez verán a ella o a su familia en un centro de salud público, por cierto, se llena la boca con la exigencia de inversiones que luego es incapaz de ejecutar. A este paso, ni siquiera acabará la pasarela peatonal de Alcampo, que va camino de convertirse en una especie de muralla china.
La verdad es que le está quedando una ciudad llena de baches y maleza que los exprimidos ciudadanos coruñeses no nos merecemos. Menos mal que ella sí tiene establo para sus coches y a Fran Dinís para reírle las ocurrencias.