Dice el clásico que era tanta la expectación, que nadie pudo contener un ¡oh! de decepción cuando la montaña parió el ratón. La historia podría aplicársele a Inés Rey y la chapuza que ha hecho para configurar una lista con la que intentar convencer a los coruñeses de que le den una segunda oportunidad el próximo 28 de mayo, después de cuatro años en los que en su hoja de servicios aparece poco más que las broncas que le echa a todo el mundo que le lleva la contraria.
Rey y sus adláteres, los mismos que la utilizan como mascarón de proa haciéndole creer que es la que manda, retrasaron hasta el último suspiro la esperada asamblea socialista e intentaron silenciar a los críticos impidiendo una votación que es reglamentaria, según los Estatutos (la verdadera Constitución del PSOE), con que un solo militante lo pida.
Y no lo hizo solo uno. Al menos cincuenta militantes (el 10% del censo total de la Agrupación Socialista Coruñesa) han impugnado esa asamblea y piden a Madrid que garanticen sus derechos de libre participación en la vida interna de Zalaeta.
No son además cincuenta militantes cualquiera: hay viejos referentes del partido, como Antonio Campos Romay, y otros más modernos, como la anterior secretaria general, Eva Martínez Acón, además de históricos, antiguos cargos y una amplia representación de la Agrupación. Será Ferraz quien diga la última palabra, pero el caso puede acabar en los juzgados y enredar aún más la trayectoria de una Inés Rey cada vez más sola y aislada.
Así, a la aún alcaldesa la acompañan en la candidatura de las próximas elecciones municipales en el número dos el verdadero poder fáctico de María Pita, José Manuel Lage Tuñas, y en el tres la mujer que rescató del olvido a Inés Rey, Yoya Neira. Yoya, la sonrisa del régimen, acumula nada menos que 19 años cobrando un salario público con una carrera política más bien irrelevante. Su principal aportación en el presente mandato ha sido cambiar su despacho de Cuatro Caminos a María Pita para poder estar más cerca de las conspiraciones políticas.
En el número cuatro aparece Gonzalo Castro, el hombre para todo del actual mandato, que perderá el anonimato para exponer su pasado y su gestión. Y ninguna de las dos cuestiones le garantizan salir indemne del próximo cuatrienio.
En el cinco se alinea Nereida Canosa, cuyo apellido propició que saltasen todas las armas por la coincidencia de su apellido con los principales protagonistas de la adjudicación más polémica del mandato de Inés Rey, la del Copacabana, episodio que salpica directamente a José Manuel Lage Tuñas. Canosa es vicedecana de la Facultad de Terapia Ocupacional ya fue aspirante a concejala en el 2015 con Mar Barcón, en cuya lista figuraba como independiente en el puesto once. Entonces se quedó fuera de la corporación, pero ahora tiene prácticamente asegurada el acta. En el partido, los más veteranos aseguran que será un dócil peón en las manos del triunvirato que maneja la agrupación. Ya no es independiente, por cierto.
Al número seis de la lista promociona el afamado tuitero Fran Dinís Díaz Gallego, que reserva todo su escaso talento para las redes sociales, ya que en la plaza de Indalecio Prieto solo genera incendios con sus ocurrencias. El hombre es una máquina de perder votos para Inés con su nada disimulado odio a los coches y su incapacidad para acabar con las tropelías de unos cuantos funcionarios. El premio de ascender al seis llega por su probada lealtad a Inés y Lage, aunque habrá que ver qué hace si algún día tiene que elegir entre ambos… Él, que siempre fue de Yoya.
En el siete aparece otra desconocida, tanto en la Agrupación como en la ciudad. Noemí Díaz, profesora en el Femenino (ahora Eusebio da Guarda) y activista LGTBI. Entre sus 86 seguidores en twitter no está Dinís y hasta hace unos días no figuraba ni siquiera la propia Inés Rey. Su principal aportación ha sido defenestrar con su presencia en la candidatura a otro de los protegidos de Yoya Neira, el asesor Chema Castrillo, desplazado a la mitad de la lista pese a las presiones de su valedora.
En el ocho sale el otro fichaje estrella (¿o estrellado?), Manuel Vázquez, presidente de la AFAC y directivo, junto a Fernando Vidal de la peor etapa de la historia del Deportivo, club al que contribuyó a dejar en manos de Abanca y a cuyos actuales responsables vitupera con asiduidad la actual alcaldesa pese a ser la principal institución social de la de la ciudad.
Si las encuestas no mienten, y GAD3 y Sigma 2 son institutos demoscópicos fiables, el nueve ya es un puesto de máximo riesgo y en él sigue Diana Cabanas, desconocida concejala de cosas varias que también ha pasado por María Pita sin legado, pero que ha hecho todo lo posible para jurar fidelidad a Lage y a Rey, pese a que llegó a la lista en el 2019 en el paquete de contraprestaciones de Juan Ignacio Borrego, defenestrado al diez por detrás de Cabanas tras haberse convertido en un objeto decorativo del Ayuntamiento, incapaz de atender ninguna de las distintas competencias que ha tenido en este cuatrienio.
Gran comedor de canapés, es cierto, Borrego nunca perdió la sonrisa, aunque ahora lamenta la puñalada política ante todo el que le quiere escuchar. La paradoja es que su futuro más que posiblemente dependa que el PSOE saque un mal resultado que provoque dimisiones en la parte alta de la lista para ver si logra reenganchar en la corporación.
Peor le ha ido a Chero Celemín, hundido al número doce pese a prestarse a hacer el ridículo en la comparsa carnavalera de la aún alcaldesa, portando un sobre gigante de la Agencia Tributaria. Ahí estaba el edil Celemín recordando sus tiempos de figurante en el Supermartes mientras Rey intentaba enfocarse desafinando al máximo la tonadilla de Shakira.
Esos son los mimbres con los que el PSOE pretende gobernar la ciudad en los próximos años. Como se puede apreciar, sus currículos son inexistentes y el único mérito de todos los figurantes es seguir la línea que marque Lage Tuñas e intentar no contrariar a Inés Rey, incapaz de salvar incluso a los que se suponía que eran sus amigos: Juan Villoslada y Esther Fontán, los números cuatro y cinco de su anterior lista que ahora engrosan la disidencia en Zalaeta. Ahí están con otro nutrido sector de la Agrupación a la espera de poder recuperar la esencia de un partido que durante muchos años proporcionó talento a Paco Vázquez para sacar a A Coruña de su letargo.
Si la reflexión le sirve a la hora de votar, piense que esto aún puede empeorar con los candidatos del BNG, de los que hablaremos otro día, y de la Marea o Podemos, que pueden hacer falta para completar un tripartito o un cuatripartito que volvería a paralizar la ciudad. Como en el 2007.
Para temblar.