La pandemia pasa factura a Maderas Lamelas (Malasa), uno de los históricos proveedores de Inditex, para la que lleva trabajando casi treinta años con la firma de Arteixo como principal cliente. Su facturación ha caído de los 108 a los 65 millones de euros, según las cuentas que presenta en el Registro Mercantil de A Coruña, un descenso de ingresos que llega justo cuando esperaba batir récords de facturación.
Las pérdidas de la compañía en el pasado ejercicio se van más allá de los 7 millones de euros, un golpe que llega tras haber anunciado ganancias de 4,5 millones de euros en 2019.
Malasa emplea a más de 600 trabajadores y mantiene una factoría en Cerceda. Fundada en 1992 por los hermanos Antonio y Javier Pérez Patiño, vendió en febrero de 2018 una tercera parte de la compañía al fondo de inversión madrileño GPF Capital, con el que esperaba impulsar su internacionalización, aumentar su área de producción y engordar la cartera de clientes.
Poco antes de la pandemia, y mientras apuntaba que ganaba más que nunca, Malasa había realizado un ERE de casi un centenar de trabajadores en la fábrica de Noa Madera, en el polígono de Vilar do Colo, en Fene, una de la decena que controla. También antes de la llegada del covid-19 se planteaba reducir su dependencia respecto a Inditex