Casi siete de cada diez abonados del Deportivo (el 69,51%) tienen la consideración de socios protectores. Se trata de los abonados de la campaña anterior en Segunda División que renunciaron a la devolución del dinero correspondiente a sus carnets anuales después de decretarse los partidos a puerta cerrada. Apenas el 10,22% de los 23.603 abonados que tenía el club esa campaña decidieron solicitar el reembolso. El resto (20,27%) optaron por convertir ese importe en un monedero virtual para emplearlo en la Deportienda, acciones o compensarlo en abonos de otras temporadas.
La figura del socio protector únicamente estará vigente esta temporada y sirve, sobre todo, para que en los partidos en los que se permite aforo tengan prioridad en la adquisición de entradas. Por ejemplo, este domingo el Deportivo recibe al Zamora en Riazor con unas medidas de aforo restrictivas que impiden superar los 500 espectadores. Una vez descontados los compromisos publicitarios, el club reparte las entradas restantes entre los socios protectores. Más de 16.000 seguidores tienen derecho a solicitarla.
El club asegura que trata de que todas las peticiones sean atendidas al menos en una oportunidad, pero parece complicado que lo llegue a conseguir. Además en una ocasión, en el duelo frente al Compostela, privilegió a integrantes de peñas deportivistas sobre los derechos que había anunciado de los socios protectores y generó sonoras protestas a través de las redes sociales. El entonces presidente, Fernando Vidal, aseguró que lo hicieron para justificar el convenio que tiene el club con las peñas.
Barnizar ahora las ventajas de haberse convertido en socio protector, más allá de las emocionales de cooperar económicamente con la entidad, es un quebradero de cabeza en tiempos covid. El club les ha ofrecido prioridades en descuentos en sus tiendas y esta semana lanzó una iniciativa para que puedan conocer, a través de visitas guiadas, las tripas del estadio y fotografiarse con algunos trofeos.
Los socios protectores tienen, en todo caso, más de lo segundo que de lo primero. Con su renuncia, el club ha evitado devolver un importe por los abonos que supera el millón de euros. Otras cuestiones quedan pendientes: el club pregonó que cada uno de ellos recibiría una toalla del club por haberse mojado en tiempos tormentosos. Pero por la mayoría de ellos sigue lloviendo y no saben nada de la toalla.