Dos de las personas más discretas que han pasado por el Deportivo buscan entrenador mientras se retransmiten en directo sus pasos. Quizás en el baremo de las evaluaciones que llevan a cabo deberían de puntuar más a aquellos que saben mantener el sigilo. Y ya de paso tapar, de una vez y para siempre, alguna rendija. Unos se quieren colocar, otros recolocar, alguno quiere justificarse y eludir responsabilidades pasadas, presentes y, por qué no, futuras. Y, siempre, una vez más, el Deportivo por medio. ¿A quién le importa el club?
Se supone que a Abanca le importa, siquiera porque ha destinado una ingente cantidad de dinero a algo que por ahora sólo le proporciona quebraderos de cabeza. Y lo que les queda si no empiezan a asumir donde se han metido. El banco ha llegado al fútbol con los tics propios de su sector, que no tienen por qué ser tan malos como muchas veces se pintan. Pero a estas alturas ya se tienen que haber dado cuenta que por mucho que pregonen que el Deportivo debe gestionarse como una empresa más no se trata de una empresa más. Aunque esté escarallada.
Las dos discretas y, seguramente, válidas personas que están enfrascadas en orientar el futuro futbolístico del club son novatos que no habían trabajado hasta hace algo más de año y medio en labores de gestión deportiva. Puede que hasta sea positivo, líbrenos Dios de algunos “hombres de fútbol”. Pero, como poco, están ante una labor hercúlea y con todos los focos apuntando hacia ellos, ilusionados, laboriosos y al tiempo sin callo en esta jungla. En cuanto puedan levantar la vista de la tarea que les ocupa bien harían David Villasuso y Carlos Rosende en mirar hacia su alrededor. Quizás la consejera Emma Lustres puede aportarles una pista: “Lealtad y honestidad”, indicó esta semana como valores a promover en el club.
Por ahora somos los demás los que miramos hacia ellos. Y tras resolver la cuestión del entrenador entrarán en otro bucle: el de cumplir el planteamiento que se ha autoimpuesto el club de dar salida a al menos ocho futbolistas con contrato en vigor. La sensación de que nadan en una piscina de tiburones crece a medida que pasan los días. ¿Quién toma decisiones en el Deportivo? Ya tenemos a dos tipos en primera línea que deben de tomar bastantes. Pero, ¿de verdad fueron ellos quienes, por ejemplo, sentenciaron a Rubén de la Barrera?
El club quiere dar salida al menos a ocho futbolistas con contrato en vigor
Analicemos los últimos acontecimientos, todos ellos narrados con profusión en diferentes medios de comunicación, atentos a las versiones que les llegan de distintas partes. “En un conflicto entre el Deportivo y otra parte, ante la duda la culpa siempre se la lleva el Deportivo”, le gustaba explicar a un exconsejero del club. En esas andamos.
Parece que De la Barrera y el Deportivo mantenían, ya desde antes del final de la temporada, fluidas conversaciones para renovar su vínculo. El “entorno” del entrenador apunta a que se habló de tiempos, pero no hubo una oferta económica sobre la mesa. A la hora de ofrecer información cada periodista maneja sus fuentes y debe valorar si son interesadas o no. Parece complicado pensar que en esas conversaciones en las que se habla de hasta tres temporadas nadie haya pronunciado la palabra euros. De la Barrera y su staff sabían lo que les podía pagar el club, pensaban que podía subirse esa cifra y valoraban la confianza plasmada en la oferta de duración del contrato. Les surgió alguna duda sobre el modelo deportivo del club, cuestión por otra parte más que razonable.
Pero las declaraciones del técnico iban en una línea de continuidad y todos dieron por sentado que por ahí no habría problemas. Hasta que cumplido el pírrico objetivo de acceder a la Primera RFEF los días comenzaron a pasar sin que se sustanciase la firma. Y se certificó el divorcio. Las versiones que se dan por ciertas apuntan a que tras recibir una llamada y atender a un requerimiento desde Las Palmas para sentarse a hablar, De la Barrera informó al club y a Villasuso no sólo no pareció inquietarle sino que ambos disertaron sobre aspectos relativos a la planificación de la temporada. Eso ocurrió un viernes y quedaron emplazados para tratar de cerrar todo el lunes. Pero el sábado Villasuso le dijo al entrenador que ya no contaban con él.
Según este relato, parece probable que, informado de la situación, alguien por encima de Villasuso tomó la decisión de romper con De la Barrera. ¿Quién es el señor X del Deportivo?
“El que manda es Escotet”, claman algunos. No les falta razón. Juan Carlos Escotet preside una red bancaria en la que no se pone el sol. Tan sólo con Abanca supera los 100.000 millones de euros anuales de volumen de negocio y en oscuro ejercicio pasado, en plena pandemia, obtuvo un beneficio de más de 160 millones de euros. En 2015, Abanca tenía una cartera de 180 empresas participadas y Escotet apuntó que su apuesta consistía en mantener aquellas que estaban bien gestionadas y deshacerse del resto. Abanca ha hecho caja con la venta de participadas y comprado bancos, pero no desdeña operaciones como las que le llevaron a controlar Nueva Pescanova o el propio Real Club Deportivo, “una empresa como cualquier otra”, según Escotet. Imaginarse que un tipo de su perfil esté pendiente de contratar un entrenador es similar a imaginarlo contratando un director comercial para la sucursal de los Mallos.
Escotet está a otras cosas, aunque al menos este temporada descolgó una vez el teléfono para tratar directamente un asunto en el club, no precisamente deportivo, aunque sí sucediese en el estadio. Un banquero venezolano se puede preocupar de la imagen que destilan sus negocios, pero no ficha entrenadores de fútbol en Segunda B.
“El presidente es Couceiro”, explican otros. También tienen razón. Pero el paso ha cambiado y esos otros siguen al ritmo de antaño. El Deportivo tiene hoy un consejo de administración institucional, o lo que es igual, de carácter representativo y consultivo. No son ejecutivos, no toman decisiones. Y cobran, sí. Lo hacen como los consejeros de cualquier gran empresa y porque así lo ha decidido Abanca, que tiene el control de la entidad desde que aportó el dinero necesario (5 millones de euros de los que sólo una cuarta parte computaba a efectos de gasto salarial) para fichar a Emre Çolak, Uche Agbo, Beauvue, Jovanovic, Keko, Hugo Vallejo y confirmar la llegada de Sabin Merino, ya cerrada (existen correos electrónicos que así lo confirman) antes de la llegada de Abanca, y su hombre de confianza Fernando Vidal, al club.
Ahora preside Couceiro, un señor de derechas con mano izquierda y muchas tablas, que ante la duda lee las respuestas que tiene en el argumentario que le han diseñado y templa gaitas en sus contadas apariciones públicas. Si el objetivo era rebajar el perfil del presidente el acierto es absoluto. El Deportivo quizás necesitaba algo así. ¿Puede tomar Couceiro la decisión de prescindir de un entrenador? No. Y además jamás lo hará, aunque luego asuma la decisión como suya. Es su trabajo.
¿Quién decide entonces en el Deportivo? Villasuso es un director corporativo encargado de sacar adelante estrategias y procesos que le marcan. Y ahí surge una figura opaca hasta la fecha y vinculada a la consultoría externa. “Ayudamos a imaginar, entregar y ejecutar su futuro con las últimas tecnologías, desde el desarrollo de la estrategia hasta la implementación”, se presenta Deloitte en su web corporativa. El empleo de la jerga de consultoría resulta a veces estomagante. “Ofrecemos un nuevo modelo de servicios centrado en la transformación de las organizaciones”, inciden.
Deloitte mantiene desde principios de siglo un vínculo con el mundo del fútbol a través de unos interesantes informes anuales que clasifica a los clubs más ricos del mundo, analiza las principales ligas y orienta sobre las principales vías de ingresos. Con el Deportivo empezaron a colaborar desde la llegada de Abanca al control de la entidad, escenificada en aquella rueda de prensa en una de las sedes del banco en la que Escotet y Vidal anunciaron la “profesionalización” del club. Allí ya se habló de Deloitte y aún hubo más referencias después. Lo que quizás no se ha descifrado es el peso de la firma en el club y más concretamente el de Arturo Gayoso González, que en la web corporativa se presenta como Socio de Financial Advisory.
Gayoso, un coruñés afincado en Madrid, era de los convencidos el pasado mes de octubre de que el Deportivo iba a subir a Segunda. Más allá de ese optimismo ha sido una persona de referencia en el manejo de bastantes asuntos en el club, obviamente en aquellos que tienen que ver con las finanzas. ¿Tuvo algo que ver en la decisión sobre De la Barrera? Esperemos que no y que, más que el señor X, él sea el señor Y. Sería saludable que los expertos financieros no entrasen en materia deportiva. En A Coruña ya conocemos lo que sucede cuando ocurre lo contrario.
Pero alguien decidió. Y llegados a este punto se echa en falta una figura que no existe, o que al menos no se conoce, en el Deportivo, la del Head of Sport Advisory, o al menos un Partner. En otras palabras: el que sabe de que va esto del fútbol. “Lo que le pasó a Rubén sólo ocurre con gente ajena a este mundillo”, me explicó esta semana un profesional con mucho bagaje en diferentes tareas alrededor del balón. Entra dentro de lo normal atender y charlas con otros equipos, y más cuando acabas contrato. Es tan lógico como que el Deportivo mantiene ahora entrevistas con varios entrenadores a la vez para elegir a uno. Tino Fernández escuchó a más de 30 directores deportivos en su día, muchos de ellos tenían trabajo y lo siguieron teniendo tras la conversación.
Un Head of Sport Advisory es un Mateu Alemany, un Mauro Silva. No hace falta que tenga un pasado tangible en el club. El Mallorca se apoyó en Graeme Le Saux en los últimos tiempos. Cuando eres un novato en este tipo de situaciones, o en otras que sin duda llegarán, siempre es importante descolgar el teléfono y encontrar un consultor de decisiones deportivas, que conozca la especifidad del fútbol, lo que es un vestuario o una negociación entre clubs y agentes. Un tipo así es indispensable en una organización profesional como la que anhela construir el Deportivo, que dispone de Fran y Valerón en su estructura, pero se supone que enfocados a otros menesteres y no precisamente menores. Mientras tanto, creer en que esta escarallada empresa se enderece es una cuestión de fe.