El Deportivo lejos del fútbol profesional es un desagüe por el que en la temporada actual se van más de 9 millones de euros y por el que se irán unos cuantos más en la próxima. “Hay una importante diferencia entre ingresos y gastos”, diagnostica el presidente Antonio Couceiro, que tras liderar su primera Junta de Accionistas se sometió a las preguntas de los medios de comunicación y concretó algún detalle: “Esa diferencia entre ingresos y gastos tendrá que ser asumida entre los accionistas”, apunta. El Deportivo tiene más de 25.000 propietarios, pero en ese sentido todos menos uno pueden estar tranquilos. “Las pérdidas serán financiadas por Abanca”, aclara Couceiro, que anuncia “limitaciones” económicas, aunque el objetivo no varíe y consista en regresar lo antes posible a Segunda División.
Abanca paga y manda en una apuesta que, según Couceiro, es a largo plazo. “Ahora la propiedad tiene que asumir situaciones intermedias”, define. El eufemismo sirve para explicar que el club tenga que pasar, por primera vez en su historia, dos campañas consecutivas lejos de una categoría profesional. E incluso podría a estar a un par de escalones de esa cota si las dos próximas jornadas sale cruz. “Si hay que partir de 2ªRFEF se hará”, garantiza el presidente nombrado por la entidad bancaria el pasado mes de febrero.
Couceiro asume que hay que hacer cambios en una plantilla que todavía debe acabar la temporada y anticipa que habrá que llegar a acuerdos para resolver contratos firmados al inicio de la actual y que no se pueden sostener. “Es un problema que tendremos que afrontar”, reconoce el mandatario respecto a esas decisiones tomadas por el Consejo de Administración presidido por Fernando Vidal, se supone que bajo indicaciones de Richard Barral, director de fútbol de la entidad y al que Couceiro elude confirmar en su puesto. “No es momento de hablar de nombres, pero no se pongan nerviosos”, se dirigió a los periodistas antes de rubricar: “Falta poco para que el Consejo tome sus promeras decisiones”. Menos expresivo es sobre el futuro de Rubén de la Barrera como entrenador del equipo: “Estamos centrados en lo que queda de temporada. Lo que nos ocupa es acabar bien”.
Todo sucedió en una jornada intensa en el estadio de Riazor, que acogió la primera Junta de Accionistas telemática de la historia del Deportivo, pero que en definitiva se sustanció como casi todas las demás, con un rodillo en las votaciones a favor de las propuestas del Consejo de Administración, que las sacó adelante con una mayoría superior al 99%. Un clásico, pero matizado. Ahora existe, en verdad, un rodillo y se puede percibir en la relación de acciones presentes y representadas en la Junta. Asistieron 108 accionistas que se conectaron a través de la aplicación telemática y detentaban entre todos 679 acciones. Además había representadas 680 accionistas más que suponían 596.817 acciones. La mayoría de ellas están en la cartera de Abanca, seguramente más de 590.000 porque no acudieron a solicitar acciones a ninguno de los que hasta hace un año eran inversores (pequeños) de referencia de la entidad.
Precisamente ese recuento generó una opereta inicial cuando el secretario del Consejo de Administración, el abogado Miguel Juane, anunció que había 96 accionistas presentes y 680 representados para una suma total de 790. El notario Víctor Peón Rama intervino entonces para advertir que había un problema con las matemáticas. “La suma es 776”, cotejó. La Junta se detuvo entonces durante casi media hora. Juane reapareció para ofrecer una explicación: “Hubo un problema informático. Fue por la cortesía”. Ocurrió que al inicio de la reunión virtual se ofrecieron diez minutos para que todos accionistas que habían solicitado su presencia pudiesen acceder a la plataforma telemática. Según explicó Juane, en ese tiempo algunos entraron, pero otros salieron. Y se armó el lío en el recuento. Al final se cuadraron sumas y porcentajes y todo quedó en anécdota: el 78,65% de las acciones del Deportivo (que son 597.496 de 60,10 euros cada una) estaban representadas.
Lejos del folklore de pasadas Juntas de Accionistas, la reunión se desarrolló como una balsa de aceite. Los alborotadores presentes, con acciones propias o delegadas, en otras reuniones no ofrecieron señal telemática. Y los agitadores virtuales no hicieron acto de presencia justo cuando se suponía que jugaban en casa. En el informe de gestión se desgranó parte del ideario de la nueva propiedad. El presidente Antonio Couceiro aclaró, de inicio, que era una memoria del trabajo realizado por Paco Zas, Toño Armenteros y Fernando Vidal “explicada por el que les habla sin tener incidencia sobre el resultado”. Les agradeció, eso sí, a los tres presidentes del curso pasado su ilusión y deportivismo, por más que los resultados deportivos y económicos no fuesen los mejores.
Couceiro recordó el motivo por el que Abanca es a día de hoy máximo accionista de la entidad: “Se le solicitó en enero de 2020 el apoyo para mejorar la plantilla. Hubo seis salidas y ocho incorporaciones. Dado que la sociedad no contaba con limite salarial suficiente y en cumplimiento del control económico, se pidió un préstamo participativo con exigencia de capitalización”. El préstamo, debido a la deuda que acumulaba el Deportivo, podía aprovecharse a efectos de inversión en jugadores en menor medida que si el club no tuviese pagos pendientes, según tipifica LaLiga. Por eso tuvo que ascender a cinco millones de euros. “Se elevó el gasto salarial. Y lamentablemente no se logró evitar el descenso”, zanjó Couceiro.
El Deportivo se encuentra en una tormenta perfecta tras perder la categoría en medio de una pandemia global. “La sociedad está recurriendo al endeudamiento financiero para atender a compromisos de pago”, explicó Couceiro a los accionistas. La sociedad es, en otras palabras, su propietario. “A nivel deportivo, la estrategia pasa por potenciar el área de formación de jugadores desarrollando un proyecto de cantera sostenible en las instalaciones de Abegondo”, confirmó el presidente deportivista, que identifica el espacio para captar futbolistas talentosos en la esquina noroeste de la Península, incluido el norte de Portugal. Claro que una cuestión son los deseos y otra la realidad. A día de hoy el Deportivo se encuentra con serios problemas para retener su talento joven, al que le llueven las ofertas de equipos del fútbol profesional.
Mano izquierda con los accionistas
Couceiro, afable y cordial en el cruce de impresiones con los accionistas, cumplió su papel con tablas, atento como buen político al argumentario que manejaba y con algún despiste propio de quien se mueve en territorio no muy conocido, como cuando denominó “grada solitaria” a la iniciativa de grada solidaria del club. En todo caso siempre se manejó con mano izquierda ante las críticas, que aunque pocas, las hubo. Dicen quienes mejor le conocen, que estamos ante un hombre que siempre busca consensos.
Un accionista, Enrique Manuel Torrado, intervino para expresar su discrepancia con la remuneración del Consejo de Administración. “Me parece una calamidad que cobren eso con el club en Segunda B. No sé como lo verá la gente o ustedes, ya tuvimos malas experiencias anteriormente”, apuntó al conocer que se iban a someter a votación unos pagos, por parte del Deportivo, de 250.000 euros por temporada. Lo que no quiere decir que sea esa la cantidad final que ingresen entre todos por una labor que Couceiro defendió. “Son asesores de primer nivel, empresarios, directivos, administradores que están trabajando en diferentes campos. Todos ejerciendo su profesión”, comentó antes de matizar: “La remuneración, tal como dice la ley, debe guardar una proporción con la entidad. La que aprobamos está por debajo de los estándares de mercado”. En todo caso, el presidente del Deportivo explicó que el cuarto de millón de euros no hay obligación de repartirlos de manera equitativa entre los consejeros.
El discurso de Couceiro incidió en el interés de la entidad porque las filiales del que en su día el presidente Augusto César Lendoiro denominó “Grupo Deportivo” dejen de ser una rémora. “Deben ser centros aportadores de resultados para el club”. Por eso la Deporclínica pasará a estar gestionada desde la semana que viene por Clínica O Burgo. La Deportienda también busca quien la arriende y, en breve, se anunciarán acuerdos.
También intervino David Villasuso, consejero-delegado del club y en realidad el hombre que lleva el día a día en la Plaza de Pontevedra, un profesional con dedicación exclusiva al club, al contrario que sus compañeros de Junta. Destacó que el déficit patrimonial era de 130 millones de euros cuando se entró en concurso de acreedores y que desde entonces se redujo hasta los 70 millones. Y reivindicó la importancia de capitalizar 35 millones de euros de deuda por parte de Abanca: “Se redujo a la mitad la situación patrimonial negativa”. Pero recordó la visión de los auditores, hasta ahora Auren y a partir de ahora KPMG, de que la viabilidad del Deportivo pasa por el regreso al fútbol profesional y el apoyo financiero de Abanca.
Al menos, recordó Villasuso, los traspasos de Edu Expósito y Quique González, en su día cerrados con el Eibar por la dirección deportiva de Carmelo del Pozo, aportaron 7 millones de euros en un contexto en el que la ayuda al descenso se redujo en 12,5 millones. “El importe neto de nuestra cifra de negocio se redujo en tres millones”, cuantificó.
Las intervenciones de los accionistas fueron más tibias que en juntas pasadas. Manuel López Cascallar apareció para, tras invocar sus sesenta “acciones propias”, realizar una pregunta sobre un asunto que según explicó no sabía si se apreciaba “de modo detallado en la memoria enviada”. Los accionistas del Deportivo pueden solicitar esa documentación al club, pero aparentemente Cascallar, que en su cuenta de twitter se presenta como excandidato a la presidencia del Deportivo y responsable en Galicia de una consultora de recursos humanos, no la había consultado.
Así que aprovechó el directo para disipar dudas y enterarse de si se iba a “modificar el número de acciones para participar en juntas posteriores”. “Eso no ayuda a que se anime, apoye o se compren camisetas”, matizó. Miguel Juane le contestó: “No hay ninguna previsión en este sentido”.
Cascallar, que en mayo de 2019 suscitó el apoyo de 444 acciones, por detrás de las que apoyaron a Paco Zas, Fernando Vidal, Jesús Martínez Loira o Cochomono, agradeció la respuesta e hizo mutis hasta que reapareció para solicitar en el turno de ruegos y preguntas que se declarase a Javier Tebas persona non grata para el club. Couceiro le explicó que un club que para garantizar su pervivencia quiere jugar en la Liga que comanda Tebas, con el apoyo de la mayoría de sus participantes, no tiene sobre la mesa ese tipo de urgencias. “Hay cuestiones que aún yendo contra emociones o deseos hay que estudiar muy bien por el impacto que pueden tener”, le respondió antes de agarrar mejor el capote: “Estudiaremos tus propuestas con el máximo cariño, pero teniendo en cuenta los intereses generales del club y el mundo en el que estamos englobados para que no acaben por perjudicar al Deportivo”, completó Couceiro antes de que Cascallar desapareciese de los receptores.
Xosé Iglesias Salorio, un clásico, apareció enfadado consigo mismo, según confesó, por sus problemas para conectarse, e incidió en su habitual petición de que el Deportivo utilice el topónimo A Coruña y se exprese siempre en idioma gallego. Couceiro le recordó el respeto más absoluto del club por la lengua gallega y recordó que las comunicaciones más importantes y toda la publicidad está en ese idioma, algo que ocurre de manera continuada desde enero de 2014. “Deportivo de La Coruña es una denominación histórica de más de cien años, una logo-marca consolidada y cambiar ahora el nombre no tendría mucho sentido”, valoró Couceiro, que invocó un “bilingüismo armónico” que considera integrado en el entorno del equipo y en la ciudad.
Socios protectores, peñas y entradas para ir a Riazor
Ponderado y correcto en las formas estuvo el accionista Gabriel Rodríguez González, que desde A Rúa puso voz a muchos deportivistas de fuera de A Coruña y lamentó que las peñas tengan privilegios sobre entradas por encima de socios o accionistas. “Es un error que se queden con las entradas, que haya gente que este año fue dos, tres o cuatro veces al estadio. O cuidan a los socios o esto no pinta bien”, advirtió al Consejo de Administración.
Poseedor, según explicó, de 40 acciones “compradas con gran esfuerzo”, Gabriel Rodríguez puso en valor el compromiso de los socios que renunciaron al dinero de los abonos que no se pudieron emplear por culpa de la pandemia y pidió que se respetase lo pactado respecto a los denominados socios protectores. “No entiendo que se sorteen entradas por parte de emisoras de radio locales o que las peñas anuncien sus repartos. Tampoco que la Junta de Accionistas sea un martes a las diez de la mañana. El Deportivo no es una empresa del Ibex 35”. Couceiro le contestó que bajo su mandato el reparto de entradas entre socios protectores se hizo bajo sorteo y evitando que los beneficiados repitiesen si alguien que quería ir al campo no lo había hecho. “Puedo responder por lo que sucede desde que llegamos. Sobre lo que sucedió antes no puedo hablar”, apostilló.
El intercambio de pareceres, la sucesión de buenos deseos e intenciones y alguna crítica a la dedicación de los consejeros se sustanciaron en unas votaciones que no admiten dudas. Excepto en la aprobación de las cuentas, que suscitaron aún más unanimidad, apenas unas 2.600 acciones alimentaron el casillero de la abstención en un orden del día que se aprobó con votos a favor que elevaron el porcentaje de aprobación más allá del 99%. Como no se cansó de cantar tras cada escrutinio el presidente Couceiro, aquello fue una “mayoría suficiente”.