El 40% de todas las entradas que recibe el Deportivo para que sus seguidores puedan acompañar al equipo en sus desplazamientos se entregan, según convenio, a la Federación de Peñas, un colectivo que hace un reparto discrecional de esas entradas. Cuando hace tres años entró una nueva junta directiva en la Federación, varios de los deportivistas que la integraban plantearon la necesidad de realizar un censo de peñistas que determinase cuales eran o no socios del club. La iniciativa se fundamentaba en el deseo de que no se produjesen situaciones como la que ocurre con el desplazamiento masivo a Salamanca del próximo fin de semana, algo habitual años atrás. En la grada habrá deportivistas que no son socios, mientras otros que sí lo son se quedaron sin poder comprar su entrada en las taquillas de Riazor, donde se despacharon 359 entradas. Decenas de socios se quedaron con un palmo de narices ante las ventanillas y esperan la opción de que Unionistas envíe una nueva remesa.
Son detalles, corroboran fuentes consultadas en varias peñas de amplia tradición de seguimiento del club, que alejan a muchos seguidores del movimiento peñístico. Y que incluso generan resquemores hacia un colectivo conformado por una mayoría de deportivistas entregados, esforzados y ejemplares. La marejada es profunda también en ese colectivo federativo, que en julio de 2018 estrenó una junta directiva en la que se integraban representantes de varios de los colectivos más activos, en especial aquellos que no están en A Coruña y mantienen viva la llama del deportivismo por toda la geografía nacional. Al frente de ellos se puso Luis Martínez, presidente de la Peña La Cuesta (Arteixo). Le acompañaban seis personas más, pero en noviembre de 2019 cinco presentaron la dimisión. Se marcharon un vicepresidente, la secretaria, un vicesecretario, un vocal y un segundo vocal (no podía serlo nominalmente por antigüedad, pero ejercía como tal) que difirió su marcha unos meses para quedarse a echar una mano porque el amor al club y las ganas de ayudar no son fáciles de apagar. Según informó la Federación de Peñas en un comunicado todos se marcharon “atendendo a motivos personais”.
Al margen de la casualidad de que cuatro personas dejen una directiva al mismo tiempo por motivos personales, sorprende que en esa tesitura el presidente y el directivo restante (que era la tesorera) no pusiesen su cargo a disposición del colectivo y se abriese un nuevo proceso de elección, o cuando menos de ratificación. No resulta complicado imaginar que hubiesen reclamado si meses antes a Tino Fernández se le van de golpe de su consejo de administración, aunque fuese por motivos “personales”, Enrique Calvete, Martín Pita, Ramón Piña y Daniel Ramos. En realidad a Luis Martínez la gente se le marchó por una serie de discordancias que colmaron el vaso cuando le pidieron que la Federación de Peñas condenase las pintadas efectuadas en el bajo del domicilio familiar de Carmelo del Pozo, en las que se le llamaba «rata», y Martínez se negó. Cinco de sus seis acompañantes entendieron que no podían seguir en el mismo equipo y decidieron apartarse. A los tres días, con dos directivos en sus filas, la Federación publicó unas líneas en sus redes sociales pidiendo dimisiones.
Lo que sucedió entonces es que hubo patada a seguir y a los cinco dimisionarios les sucedieron cinco reemplazos que jamás fueron refrendados por la asamblea tal y como demandan los estatutos. Desde entonces, y con Del Pozo ya en Alicante, varios directivos más se han desligado de Martínez. Una de esas personas explicó a otros peñistas que en agosto de 2020 presentó su dimisión, pero nada se sabe oficialmente porque nada se ha comunicado ni siquiera a las propias peñas federadas. La última asamblea de peñistas se celebró en octubre de 2019. Sobre ninguno de estos movimientos se ha informado a través de las redes sociales de la Federación.
Las peñas deben celebrar una reunión anual, pero en marzo de 2020 se entró en estado de alarma y la asamblea prevista para ese ejercicio jamás se realizó. Martínez explicó a quienes se interesaron sobre ese particular que realizó una consulta telefónica y que apenas siete peñas le reclamaron que convocase asamblea. En julio de 2020 el Real Club Deportivo celebró una Junta de Accionistas presencial en un espacio cerrado (Palexco). Desde entonces, tanto en el estadio de Riazor como en el Palacio de los Deportes se han realizado asambleas y eventos de todo tipo (incluso partidos de fútbol) al aire libre y con todas las medidas de seguridad, en las que en ocasiones han colaborado peñistas. En abril de 2021 el propio club, ya bajo el control de Abanca, decidió hacer su junta de accionistas en formato telemático de videoconferencia, planteamiento que la directiva de la Federación de Peñas tampoco ha aceptado para reunir a sus afiliados. Mientras tanto ellos no descartan otro tipo de reuniones: “Ya es hora de que el nuevo Consejo se ponga en contacto con nosotros”, demandó Martínez en una entrevista concedida a DXT Campeón.
Las asambleas de peñas no congregan a centenares de personas: se han llegado a celebrar en espacios como la sala de prensa del estadio de Riazor. Pasado un año desde que se saltase el turno de la que había que celebrar en 2020, nada se sabe de la que se debería convocar para 2021. Mientras tanto la Federación de Peñas promueve para este fin de semana un desplazamiento a Salamanca en autocar y advierte de que deben apuntarse un mínimo de 40 personas para poder hacer el viaje. Y abonar 40 euros que se pagarán en mano al llegar al punto de salida, el sábado por la mañana antes de emprender desde Riazor un viaje de más de cinco horas. “Debe ser que en los buses no hay covid, pero en las asambleas sí”, le espetó un reconocido peñista a Martínez esta semana.
Con directivos elegidos a dedo y sin pasar por el filtro de la asamblea, la Federación asumió durante este tiempo labores de representación como la de elegir a los voluntarios que se sitúan en las puertas de Riazor para tomar la temperatura de los seguidores que acceden al coliseo. Según algunos presidentes de peñas consultadas, Martínez reclutó a esos voluntarios entre afines y en algunos casos sin consultarlo con los presidentes de las peñas a las que pertenecían, que llegaron a afeárselo.
La tirantez es máxima. Algunas peñas ya eluden el paso por la Federación para tratar directamente sus asuntos con el área social del club, detalle que alerta sobre el peligro de una ruptura o incluso de la pervivencia de un colectivo erosionado. El mandato de Martínez y su directiva elegida y refrendada por él finaliza en 2022. Nadie a esta altura ha dado un paso al frente para ofrecerse como alternativa, por más que sí se haya valorado agrupar el 40% del quórum para forzar una asamblea extraordinaria. Lo lógico, si no sucede nada extravagante, es que sobre todas estas situaciones se litigue el próximo verano al elegir una nueva directiva. A esta altura resulta complicado imaginar que la actual logre el apoyo de la mayoría de los colectivos más activos del club para poder continuar a los mandos de la Federación. Mientras tanto, dispondrán de cuatro de cada diez entradas que lleguen a A Coruña para poder ver al Deportivo fuera de casa.