El 1 de marzo de 1993, el alcalde Francisco Vázquez y el arquitecto Arata Isozaki firmaron las bases de un encargo singular. El ayuntamiento de A Coruña encargaba al arquitecto nipón, acababa de firmar el Palau Sant Jordi, una obra emblemática de los Juegos Olímpicos de 1992, un edificio singular a ejecutar en una parcela de 3.300 metros cuadrados en la que entonces se conocía como Carretera de Circunvalación. “Será un centro cultural sin precedentes en el mundo”, explicó Vázquez, que asistió al acto de la firma del proyecto con Ramón Núñez, director de la Casa de las Ciencias, que fue quien imaginó un museo así en la ciudad. Isozaki estaba exultante. “La Casa del Hombre será un símbolo de la ciudad”, predijo. Nacía la Domus. Este jueves, casi treinta años después de aquel encuentro en el Palacio de María Pita, el arquitecto japonés falleció a los 91 años de edad.
Isozaki también es el artífice de la intervención que da acceso al CaixaForum de Barcelona, en diálogo con la modernista Casa Ramona, y del Parque de la Muntanyeta de Sant Boi de Llobregat. Y aún, en 1990 diseñó el pabellón municipal de Palafolls, bautizado como ‘El Palauet’. Otras obras del arquitecto en España son unas oficinas de Districte 38, en la Zona Franca de Barcelona; el pabellón deportivo de Palafolls o el Isozaki Atea en Bilbao. Fuera de nuestro país diseñó decenas de destacados edificios, como la Torre Allianz, de Milán, el Museo Nacional de Civilización Egipcia, en El Cairo, el Centro Nacional de Convenciones de Qatar o el Kyoto Concert Hall.
Entre las tendencias modernas de la Arquitectura, se le sitúa a Isozaki dentro del Metabolismo, y en su estilo evolucionó de los elementos tradicionales a elementos mas modernistas y geométricos, reinterpretando formas como bóvedas, esferas y otros detalles geométricos.
En 1993 Isozaki se habia quedado prendado de A Coruña y de Galicia que, según explicó tras visitar también Santiago y Pontevedra, guardaba semejanzas con su región natal, en el sur de Japón. Un año y dos meses después de aquella primera visita regresó a la ciudad para asistir al acto de la colocación de la primera piedra de la obra. La banda de música municipal acompañó sus explicaciones sobre la maqueta de aquel edificio que algunos le parecía demasiado rupturista para una de las fachadas marítimas de la ciudad y que hoy es seña de identidad de A Coruña. Era el 2 de mayo de 1994 y en el pergamino que se enterró con la primera piedra se explicaba que ese día se cumplían 475 años de la muerte de Leonardo da Vinci. “Hoy se hace realidad un sueño”, concluyó Francisco Vázquez, que apuntó que la ciudad se convertiría en una referencia de la divulgación científica y dedicó el nuevo museo “a todos los niños y niñas de La Coruña, para que tengan las mismas oportunidades que otros de ciudades grandes y modernas”.
Isozaki apuntó que la Domus sería el modelo de urbanismo del siglo XXI que estaba por llegar. El coste total de las obras se estimaba en poco más 1.500 millones de pesetas (casi unos 10 millones de euros). Esa cantidad incluía la compra de los terrenos, la construcción del edificio y la inversión en sus contenidos. “Llegué al terreno con la mente totalmente en blanco y a partir de ahí analice la topografía, el contexto histórico y urbano, el entorno y los tipos de materiales. El principal problema para levantar la Casa del Hombre es que no ha habido problemas”, glosó Isozaki. En un año estaba todo listo, también gracias a la colaboración de varios arquitectos gallegos, en especial de César Portela. “No hay lugar en el mundo donde se emplee tan bien el granito como en Galicia. He aprendido mucho en este trabajo”, reconoció Isozaki. De alguna manera el nipón dibujó la Domus y Portela lo galleguizó
El 7 de abril de 1995 la Domus abrió sus puertas. Era el primer museo interactivo en España dedicado de una manera global y monográfica al ser humano. Isozaki escribió en el libro de oro del museo: “El futuro del hombre puede empezar aquí, en A Coruña”.