La fiebre de los centros comerciales llegó a A Coruña medidos los ochenta. Lo hizo entre debates y polémicas, pero también entre el fervor de la clientela, que protagonizó largas colas en la puesta de largo de los primeros hipermercados que llegaron a la ciudad. Todo empezó con Continente, que fue el segundo en anunciar su llegada, pero el primero en abrir. Le ganó el pulso a Alcampo, que adquirió una parcela en Palavea y al poco tiempo se encontró con que la competencia se hacía con una más cerca del casco urbano de la ciudad.
El ayuntamiento aprobó, con el único voto en contra del concejal Pedro Arias, a finales de mayo de 1985 el proyecto de urbanización de los 90.000 metros cuadrados vecinos a la Avenida de Alfonso Molina. Mes y medio después Continente ya tenía la preceptiva licencia para construir en la zona. El 5 de noviembre abrió sus puertas. Una multitud se acercó a ver lo que allí había, no sólo un hipermercado sino una galería comercial con más de treinta tiendas, una cafetería y un restaurante. Las 1.600 plazas de aparcamiento se quedaron cortas. Los representantes de la compañía gala explicaron que la inversión efectuada superó los 2.000 millones de pesetas (unos 12 millones de euros), pero esperaban facturar el triple de esa cantidad solo en el primer año abiertos.
Continente generó más de 300 puestos de trabajo directos, pero su apertura suscitó críticas de sectores del comercio local, donde preocupaba que Alcampo iba a abrir apenas tres semanas después (lo hizo el 26 de noviembre) y la llegada de El Corte Inglés a la parcela de A Cubela, donde abrió puertas en septiembre 1986, un poco después de que abriese un centro comercial vecino Superco, una promotora que englobaba a empresarios autóctonos como José Souto (Tecam), Miguel Ángel Sanmartín (Supermercados Claudio), Javier Cañas (Caramelo), la familia Tojeiro (Gadisa) o los Sousa (Gasthof).
Poco después de la apertura de Continente y Alcampo se deslizó que Pryca quería instalarse en la ciudad y negociaba con Codeco (Coruñesa de Consumo Sociedad Cooperativa), que era lo más parecido a un hipermercado que había hasta entonces en la ciudad, primero en la calle de la Merced y años más tarde en A Grela. La noticia hizo reaccionar a la Cámara de Comercio, que pidió al Ayuntamiento y a la Xunta que interviniesen para garantizar que no se abriesen en A Coruña superficies comerciales que excediesen “la capacidad de absorción de la ciudad”.
Pryca no llegó hasta 1996, con la apertura del centro comercial de Los Rosales, pero Continente y Alcampo se asentaron y cambiaron gran parte de las costumbres de los consumidores, que tenían a su alcance dos grandes canales de distribución en horario continuado de diez de la mañana a diez de la noche y de lunes a sábado. Y obligaron al ayuntamiento a construir una mediana y pasos superiores en la avenida de acceso a la ciudad porque la gente se jugaba el tipo para cruzar los carriles y acceder a los centros comerciales.