La vivienda trasciende los límites de sus paredes y muros de piedra y se ha convertido en un icono de una época de la ciudad herculina. Lleva en venta dos años en la barriada de Ciudad Jardín, y aunque el interés por las propiedades amplias y con jardín ha crecido en este tiempo por la pandemia, Villa Felisa continúa sin encontrar comprador que devuelva al bullicio este ejemplo paradigmático del modernismo ecléctico que hizo crecer a A Coruña durante las primeras décadas del siglo XX.
El arquitecto municipal Eduardo Rodríguez-Losada Rebellón (A Coruña 1886-1973) proyectó esta vivienda unifamiliar ante el espacio privilegiado de Riazor en 1924, convirtiéndola en uno de los máximos exponentes de su gran proyecto urbanístico para A Coruña: desarrollar una Ciudad Jardín en la segunda mitad de los años 20. La construcción histórica se encuentra en venta en estos momentos por 2.450.000 euros tras una rebaja de casi medio millón de euros y de esperar durante más de dos años un comprador.
El palacete cuenta con 8 dormitorios, necesarios para una familia tan numerosa como la del arquitecto Losada, padre de 10 hijos, divididas en tres plantas y un torreón, que alojó al premio Nobel y literato gallego Camilo José Cela y más de 1.000 metros cuadrados de espacios ajardinados, que albergan una fuente de piedra y árboles centenarios. El plano de la casa gira en torno a una escalera de madera que conecta el espacio, una entrada de piedra, y muebles de época que aún decoran sus espacios.
La estadía del Nobel entre sus paredes sin duda ha contribuido a elevar la cotización del palacete urbano. Si ponemos como referencia otra de las casas con jardín de la zona, con similares características, hay opciones casi por la mitad del precio. Y es que Camilo José Cela llegó a escribir sobre cómo eran aquellos días estrenando Villa Felisa, que por entonces era “Villa Nina”.
“En La Coruña lo pasé muy bien, mi tía María vivía en la Ciudad Jardín en una casa cómoda y grande, Villa Nina, avenida de la Habana 23. A mí me instalaron en el torreón, en una habitación cómoda y espaciosa con dos camas y una chimenea que quitaba el frío y la humedad”, dejó escrito Cela. La mujer del arquitecto Losada era tía del escritor y animó a un Cela que todavía era un niño, a pasar una temporada en la nueva casa que habían construido en la ciudad herculina.
Melodía arquitectónica en Ciudad Jardín
Villa Felisa es simbólica en la medida en que se convirtió en la proyección del arquitecto, su propia concepción de la arquitectura para habitarla con su familia. Allí continuó desarrollado su otra gran pasión: su profunda afición por la música, que le llevó a convertirse en director de la Orquesta Filarmónica de A Coruña.
Con solo 32 años, en 1918 y ya como arquitecto municipal, proyectó la Casa Cortés, cuando la calle Ferrol solo estaba en los mapas del futuro ensanche de la ciudad. De hecho, esta calle bien podría llevar su nombre ya que empieza y termina con obras suyas, como si fuese una melodía de una de sus composiciones musicales: empieza por este majestuoso edificio y termina en el chalé Escudero, combinando sus dos tipologías de edificación en las que desplegaba su gusto estético: construcciones sólidas y casas unifamiliares rodeadas de jardín.
La calle Ferrol, por la que se accede al chalé Escudero, se empezaba a levantar en aquel entonces, cuando Juan Flórez, la otra callea la que da su fachada, era solo un “camino nuevo” o la “carretera de Castilla”. El nombre de Escudero le viene al chalé por su primer propietario y quien encargó la obra Alonso Escudero, un floreciente empresario de la época y socio del ya desaparecido Banco Simeón,
Además de contribuir con numerosos edificios a la característica estética del ensanche coruñés, el sueño de Losada quedó plasmado en su proyección de Ciudad Jardín. Cosmopolita y conectado con las tendencias vanguardistas europeas, fue el propio Losada quien propuso seguir el ejemplo de otras capitales que apostaban por sustituir las ciudades industriales por espacios que integrasen la naturaleza, sobre terrenos de propiedad pública.
De esta forma, creó una especie de ciudad dentro de la ciudad, en la que las protagonistas serían viviendas unifamiliares, zonas ajardinadas, con el objetivo de servir de hogar a las familias de la burguesía coruñesa. El summum de este sueño armonioso de Losada, Villa Felisa, espera cumplir su siglo de vida con quien pague, también, su precio histórico.