Le aconsejaron que saliese a la calle, que tomase el pulso de la ciudad. Es tan sencillo como tamizar la agenda del día con desplazamientos a pie, mezclarse con la gente e intercambiar puntos de vista. Pero Inés Rey es refractaria a hacer ese tipo de política, curtida como está en otro estilo, proclive a la declamación, mitinero y de frase hecha, la alcaldesa de A Coruña prefiere charlar con la ciudadanía a través de vídeos pretendidamente simpáticos que asumir un cara a cara que muchas veces es amable, pero otras veces lleva veneno. En todo caso el veneno del diálogo y el intercambio de impresiones para mejorar la ciudad.
Rey recibe en María Pita, pero no hace su día a día por las calles de la ciudad. Se mueve en coche oficial para acudir al trabajo, a pesar de que no vive precisamente en la periferia. En este gobierno de despacho no tuvo tiempo para acudir, por ejemplo, hasta el Agra del Orzán y charlar con vecinos y comerciantes sobre la peatonalización de la calle San Leopoldo. Todo a pesar de que ya había noticias de un cierto movimiento popular contra esa actuación urbanística. La decisión se tomó después de poco más de un año sin que el ayuntamiento recibiese a una representación vecinal.
El mandato amable del que presumía Inés Rey es un mandato palaciego y de red social. “Hay que hacer política de cercanía, de calle, de rehabilitación de barrios, política social… Esa política de gestión de cara al ciudadano”, dijo al llegar a la alcaldía. Pero ni se ha acercado a ello y cuando lo hizo no supo tolerar la crítica. «Si no os gusta la obra, en dos años ya votaréis», espetó en el Castrillón.
Así que en María Pita discurre su vida. Allí recibe y mantiene en pie una agenda alejada del día a día de las calles, del atasco de la Ronda de Nelle o los problemas para encontrar aparcamiento mientras sus asesores se vanaglorian de restringir estacionamientos. Una alcaldesa que no pasea por Os Mallos y que intenta gobernar una ciudad que hace dos años que no dispone de un presupuesto, tara que impide que la se ejecuten cuestiones estratégicas, y que ya ha perdido en bastantes ámbitos liderazgos que no hace tanto ostentaba en Galicia.
Mientras tanto asesores y próximos, que ya barajan inquietantes encuestas, intentan hacerle ver que debe dar un giro urgente.