Raúl López, presidente y creador del imperio Monbús, con oficinas centrales a las afueras de Lugo, decidió hace catorce años dar un volantazo. Había sido directivo en el Celta y mantenía las riendas del Breogán, donde mandaba con brazo de hierro, tanto como para bajar del autocar (suyo, obviamente) a un entrenador tras perder un partido en la localidad gaditana de Los Barrios. De manera inopinada decidió dejar el club de su ciudad y abrazar la propiedad del Obradoiro, con el que disfrutó de las mieles de la ACB mientras el Breogán se fajaba una categoría más abajo.
Este fin de semana el Breogán solventó su permanencia en la máxima categoría del baloncesto español mientras el Obradoiro se va abajo. Dos equipos gallegos jugarán ACB el próximo año y con los lucenses lo hará el Leyma Basquet Coruña. Y en Lugo no olvidan: un grupo de aficionados del Breogán contrataron a un mariachi que esta mañana se presentó ante la sede de Monbus para entonar el “canta y no llores”.
“De baloncesto no se nada, lo Mñio es el mundo del transporte”, explicaba López cuando hizo el trueque de equipos. Aquella decisión se llegó a vincular con una cuestión empresarial de licencias para que Monbús operase en diversas rutas. La empresa dirigida por López desde 1977 mantiene una flota de más de 1.50o autobuses y da empleo a casi tres mil personas, pero también acumula problemas como los que se evidenciaron la pasada Navidad cuando fue incapaz de ofrecer el servicio concesionado entre Ferrol y Santiago. “Numerosos veciños de Ferrol que ían pasar a Noiteboa a Santiago coas súas familias quedaron literalmente tirados e sen servizo o día 24”, lamentó Bernardo Fernández, alcalde de Pontedeume y diputado provincial. La Xunta abrió un procedimiento sancionador.
Malos tiempos para Raúl López y Monbús, para un Obradoiro que será, sin duda, uno de los favoritos la campaña venidera para regresar a la ACB, pero que deberá de pasar al menos un añito en el infierno en el que a día de hoy se queman equipos de tanta raigambre como Movistar Estudiantes.