Sumido en la oscuridad, el barrio de Atocha y el enclave donde justo se encuentra el cuartelillo de la Policía Local, presentaba este domingo al caer la noche un aspecto tenebroso. La iluminación no estaba activa y la jornada vespertina dominical propiciaba que los establecimientos hosteleros del primer tramo de la calle Miguel Servet no estuviesen activos, y por la tanto sin aportar su luz. Un par de calles en paralelo, Marconi no hacía honor al ingeniero electrónico que da nombre a la calle. Todo era negro en la zona, donde por fortuna no se reportaron incidentes.
Las quejas de los vecinos, eso sí, brotaron y aludían a olvidos, dejadeces y la impotencia por abonar impuestos municipales que no se ven reflejados en los servicios que después presta el ayuntamiento.
El consistorio que dirige Inés Rey anunció en días pasados una inversión de 30 millones de euros (casi la mitad de ellos procedentes de fondos europeos) para renovar 21.000 puntos de luz en la ciudad y reducir el gasto energético en un 50%. Nunca tan barato como estuvo el domingo por la tarde en Atochas. La gestión de la licitación, sorprendentemente, no ha recaído en la concejalía encargada de las infraestructuras sino en la de José Manuel Lage Tuñas, concejal-delegado de Economía, Hacienda y Régimen Interior.