Era la primera comisión que tenía la oportunidad de presidir en la Diputación coruñesa y todavía resuenan los ecos del estreno. Por una serie de avatares que propiciaron la ausencia del diputado encargado de dirigir la última comisión de Promoción Económica en el palacio provincial recayó el testigo en José Manuel Lage Tuñas. En el orden del día estaba la valoración y posible aprobación del convenio de colaboración para constituir la estructura de gobernanza de la Ciudad de los TIC.
Parecía un trámite, pero todo se complicó cuando la oficial mayor de la diputación, funcionaria responsable de prestar asesoramiento a la clase política para que convenios o protocolos se ajusten a Derecho, alertó sobre algún desajuste en la documentación presentada.
Ocurrió que en el expediente que iba a presentar y defender Lage se apuntaba el porcentaje de participación de la Diputación en el ente de nueva creación, pero no se hacía una correlación con la cantidad que debe aportar el organismo provincial al capital social de la nueva sociedad pública de gestión de la Ciudad de las TIC. O lo que es igual, se pedía el visto bueno para que la Diputación asumiese el pago de un porcentaje de esa aportación, pero no se especificaba cual era el total en euros. “Vamos a pagar un 20% de X. Ahora falta saber cuanto es X”, apuntó un agudo observador con conocimientos de álgebra.
Pero Lage no estaba allí para resolver ecuaciones. Así, cuando la oficial mayor le dijo justo antes de iniciar la comisión que era preciso realizar una enmienda entró en erupción. “Non vou enmendarme a min mesmo!”, clamó. Ahí se empezó a torcer todo.
Alguien preocupado por despejar la X había intentado resolver el problema y averiguar cual era el capital social a cubrir entre todos los integrantes de la nueva sociedad (Xunta, Concello, Universidad, Cluster TIC y Diputación). No es lo mismo el 20% de 180.000 que el de 180 millones. “Más o menos 200.000 euros”, le apuntaron desde uno de esos organismos. Pero no había muchas certezas. Y lo que es peor, en el documento que quería aprobar Lage, no se especificaba cantidad alguna.
Intentó terciar un diputado de un grupo opositor al equipo de gobierno, que quiso hacer ver que quizás ese intercambio de pareceres entre oficial mayor y presidente, accidental, de la comisión debía producirse en un aparte, con más discreción. Lage, aparentemente excitado, le cortó: “Usted no tiene que hablar ahora. Aquí la palabra la doy yo”.
La comisión se inicio y el entuerto se acabó arreglando porque además PP y BNG estaban a favor de la propuesta. Apenas la Marea se abstuvo. El 20% del capital social son 36.000 euros porque el total asciende a 180.000. Pero el mal ambiente ya nublaba la reunión y la oficial mayor se fue antes de que empezase el turno de ruegos y preguntas. “Qué conste en acta que la oficial mayor se marcha de la comisión”, ordenó el presidente accidental. Surgió entonces un inopinado pacificador, nada menos que Ángel García Seoane “Gelo”, el alcalde de Oleiros apareció en la escena con un tono mesurado que ni los más viejos del lugar recordaban para defender la labor de los funcionarios, la aportación que realizan asesorando a los políticos al margen de su color y, en definitiva, pedir sosiego.
Todo fue sorprendente, el talante, los modos y las maneras en un asunto que debía ser un trámite. En el ambiente quedó la duda de que ocurriría si algún día un accidente convierte lo accidental en cotidiano.