Mientras Valentín González Formoso y Gonzalo Caballero se tiran los trastos a la cabeza en unas primarias que demuestran bien a las claras por qué el PSOE es la tercera fuerza política en el Parlamento gallego, con escasísimo nivel y demasiado rencor por las dos partes, Pedro Sánchez dejará claro este fin de semana que el futuro del PSdeG no pasa por ninguno de ellos en el medio plazo.
La decisión está tomada y, aunque Lage Tuñas se desgañite telefónicamente para justificar la decisión como una manera de deslegitimar a Gonzalo, lo cierto es que los dos aspirantes a liderar el PSdeG no formarán parte de la Ejecutiva diseñada por el presidente del Gobierno para escoltarle los próximos años en el partido.
Según se maneja en todos los cenáculos, el único representante gallego en el máximo órgano del PSOE entre congresos será el delegado del Gobierno, José Miñones, que afianza su posición dentro del organigrama de la formación con la misma sorpresa con la que desembarcó en la Delegación hace unos pocos meses.
De esa manera, Sánchez reafirma la neutralidad de Ferraz en el proceso interno de los socialistas gallegos y deja claro que, al margen de quien gane las primarias, la elección es para un cargo orgánico y que el PSOE se reserva la posibilidad de designar de manera directa un candidato a la presidencia de la Xunta antes del 2024, como ya hizo en Cataluña con Salvador Illa o intentó sin éxito en Madrid por falta de voluntarios, aunque a cambio llenó la candidatura de paracaidistas del entorno presidencial.
La decisión ya ha trascendido al grueso de la militancia gallega, apenas unos cuatro mil afiliados. La sensación es que el proceso interno que ahora se libra servirá de poco, lo que acentúa la desmovilización de unos afiliados hartos de que solo se acuerden de ellos para pagar las cuotas y hacer de relleno en mítines que a pocos, por no decir nadie, interesan.
O sea que Caballero y Valentín-Lage pueden seguir zurrándose en el proceso interno, a sabiendas de que les tocará tragar la peor parte de la travesía del partido en la oposición, a expensas de que Sánchez y sus gurús decidan quién será el cabeza de cartel en el 2024, porque ninguno de ellos pinta nada en la vida orgánica socialista a nivel estatal.
De momento, el único que sale bien parado es un José Miñones cuyo perfil no molesta a ninguna familia y tampoco en Ferraz. Su aplomo en la Delegación del Gobierno contrasta con el exotismo de un Javier Losada que acabó por ser una caricatura de sí mismo en el twitter. Y ese perfil moderado y discreto es el que le permite contar con el favor de Sánchez. Veremos hasta cuando.