Cinco meses después de su nombramiento como responsable del área de Cultura del ayuntamiento de A Coruña, Rómulo Sanjurjo dejará en las próximas horas una responsabilidad en la que apenas ha podido poner pie. Se irá entre incomprensiones y tensiones de todo tipo, sin haber podido apenas esbozar las líneas de un programa para el que fue reclutado para estar a las órdenes directas de la alcaldesa, prácticamente con galones de concejal.
La presencia de Sanjurjo en el ayuntamiento, uno de los fundadores de Os Diplomáticos de Monte Alto y un profesional de larga trayectoria en el sector de la gestión cultural y singularmente en el apartado musical, venía a poner orden en una trayectoria errática desde la llegada del actual equipo de gobierno en el que el sector cultural fue pasando de mano en mano y no precisamente a cargo de ediles expertos en la materia.
Con Sanjurjo se trató de mitigar esa carencia porque además de aportar su capacidad y conocimiento llegaba para trabajar en un área que, tras la última reestructuración en el equipo de Inés Rey, pasó a pilotar la propia alcaldesa.
Pero la figura de Sanjurjo no acabó de ser bien recibida entre algunos sectores que aludían a un pretendido afán de protagonismo. Nunca acabó de tener las cosas fáciles y un extraño incidente sucedido hace unos días en un establecimiento hostelero del centro de la ciudad actuó como detonante para acelerar una salida de María Pita que añade incertidumbre a la relación del concello con el mundo de la cultura justo en un momento en el que debe sustanciarse el plan de reactivación económica, social y cultural de A Coruña.