“Inés Rey cree que A Coruña sólo es los Cantones y la Marina, pero aquí también pagamos impuestos y exigimos servicios”, explicaban los vecinos que se agolparon en el Castrillón para hacer una reclamación a pie de calle: un solar municipal, por el que el ayuntamiento pagó en su día más de medio millón de euros, ubicado junto a la Avenida de la Concordia no sólo está desatendido y es un pozo de maleza sino que es también un foco de insalubridad.
Pero desde María Pita no se ve el Castrillón. “Queremos un barrio, non un vertedoiro”, era el lema de la convocatoria que atendieron los vecinos. Una pancarta se hizo eco de un grito colectivo: “O Castrillón también existe”. La sensación de abandono subyace en la zona. Al menos la convocatoría sirvió para que justo ese día el ayuntamiento enviase una brigada para adecentar la zona.
Con todo, no se pasó de una intervención cosmética. El abandono requiere un trabajo de mayor calado ante la maleza, los excrementos, las jeringuillas o los desechos que se acumulan en la zona, donde varios viandantes han alertado de la presencia de ratas.
Los vecinos quieren un barrio limpio y seguro. Y que haya zonas que no funcionen como un vertedero. “Nuestros niños se tienen que mover entre focos de trapicheo de drogas. No hay derecho”, explicaba uno de los vecinos presentes en la movilización. “Los chavales van con miedo por la calle porque ya hubo varios episodios de robos y amenazas”, aclaran.