Era centenario (Monforte de Lemos, 1921) y el abogado en ejercicio más veterano de España, con más de 76 años de trayectoria en al oposición. Y fue alcalde de A Coruña durante tres años. José Manuel Liaño Flores falleció en la mañana de este jueves en la ciudad a la que amó tras llegar cuando era un niño.
En una trayectoria tan rica, tanto en lo profesional como en la vida pública, resulta complicado escoger una etapa, pero a Liaño se le recuerda, sobre todo, por su estancia en el ayuntamiento coruñés, donde ejerció primero nueve años como teniente de alcalde y entre el 1 de febrero de 1976 y el 30 de diciembre de 1978 fue alcalde en tiempo de cambios y de desarrollo.
Liaño se fue en un tiempo convulso, con las primeras elecciones municipales ya convocadas y el conocimiento de que ya nada iba a ser igual. “Espero que algún día con la objetividad que demanda todo se reconozca el realismo con el que se hicieron las cosas”, deseó en su discurso de despedida. La democraica, precaria, pero ya en funcionamiento con el engranaje de partidos políticos en plena transición desde la dictadura, ya se habíaa instalado en bastantes instituciones. Entre las elecciones generales de junio de 1977 y las municipales de abril de 1979, con las generales de marzo de 1979 por medio, no resultó sencillo dirigir unos ayuntamientos que no habían sido votados en las urnas. “Funcionamos como chivos expiatorios en esa situación”, lamentaba Liaño, que acabó dirigiendo una corporación en la que numerosos concejales renunciaron a acudir porque no se le daba voz a las formaciones políticas.
En medio de todo ese marasmo estaba la gestión, apartado en el que Liaño sí disfrutó del día a día de la alcaldía. “Soy un alcalde a pie. Todos conocen mi aversión a los vehículos y lo que me gusta caminar. Me encontrarán en la calle”, advirtió a su llegada. Durante sus casi tres años al mando se terminó la presa de Cecebre y se municipalizó el servicio del agua a los domicilios de los coruñeses con la creación en julio de 1978 de Emalcsa, la Empresa Municipal de Aguas de A Coruña. Se ordenó el parque de Santa Margarita y se realizó la urbanización de la Ronda de Nelle, con el paso elevado sobre la avenida de Finisterre. Un acuerdo con el Gobierno propició la expansión de la ciudad hacia Os Castros a través de la nueva Avenida del Ejército. Se iniciaron las obras de un colector general de alcantarillado que sustituyó al antiguo, que tenía más de siete décadas de servicio. Liaño dejó el cargo con el cementerio de Feáns a punto de inaugurarse y una reforma y ampliación en el Hospital Labaca.
Todo cambió en aquel tiempo. En 1975 el ayuntamiento herculino se manejaba con 600 millones de pesetas, tres años después Liaño gestionaba casi 1.600 millones. Cuando se fue de María Pita dijo que se sintió “aliviado”. Retomó con más fuerza, si cabe, su labor como letrado en su despacho de la calle Fontán. “Sobre todas las cosas, soy abogado”, zanjaba. Dejó pendientes de escribir sus memorias, que anhelaba desgranar a partir del casi centenar de cuadernos en los que gustaba de apuntar sus impresiones sobre el día a día.
