Era lo previsible. El relevo de Javier Losada al frente de la Delegación del Gobierno abrió la trisca en torno al liderazgo de los socialistas gallegos. La promoción de José Miñones al despacho de la Plaza de Ourense nublaba el futuro de Gonzalo Caballero, en posición precaria desde su descalabro en las elecciones autonómicas. Por más que el sobrino de Abel intente engañar al personal vistiendo aquellos resultados como un éxito, lo cierto es que llevó al PsdeG a su cotas más baja en Galicia, por primera vez sobrepasado por el BNG en apoyo popular.
A Caballero no cesa de movérsele la silla. Valentín González Formoso no deja de realizar sondeos sobre sus posibilidades, siempre con su tibieza habitual. También José Ramón Gómez Besteiro vuelve a ser una opción para liderar el partido, una vez disipadas las tinieblas judiciales a las que le había condenado una imputación, que según la Audiencia Provincial de Lugo, se fundamentaba en “meras sospechas que no alcanzan el carácter de indicios”.
De la misma quinta que Pedro Sánchez, Miñones era hasta hace bien poco un alcalde sin mayor chicha que la que podía exhibir en Ames desde que en 2015 se hizo con la alcaldía gracias a una amplísima coalición de izquierda. Ocurrió que el buen hombre apostó a caballo ganador. Al contrario que la alcaldesa de A Coruña (y su mano derecha Lage Tuñas) apoyó a Sánchez cuando pocos creían en él. Y el presidente no olvida. Y cree que su amigo puede liderar el partido en Galicia.
Miñones es crítico con Caballero y a nivel interno fue de los más activos para exigir responsabilidades tras el descalabro electoral de hace un año. Tras unos meses de aterrizaje en la delegación del Gobierno ya no se recata en exponer sus ambiciones. “Voy paso a paso, que es un lema que me encanta”, explicó este domingo en una entrevista en la Cadena Ser cuando le preguntaron por si valora la posibilidad de reemplazar a Caballero. Miñones asegura que el reto más inmediato que tiene por delante es el plan de recuperación como delegado del Ejecutivo central en Galicia y “sacar adelante” el Congreso Federal de octubre, en el que él mismo será ponente por encargo de Pedro Sánchez. “Y después, lo que venga de cara al futuro, veremos en el momento oportuno todas las oportunidades que hay”.
Sin taparse, pero tampoco sin exponerse en demasía. Miñones recalca que un congreso es “una oportunidad de cambio para una nueva situación en el partido y para analizar todo lo ocurrido y para seguir sumando y seguir conectando con los gallegos, que es el objetivo final”.
Mientras los movimientos se suceden, Gonzalo Caballero se enroca en torno a los pocos fieles que le quedan y asegura que su trayectoria al frente de los socialistas gallegos apenas está en sus albores. “Pontón lleva 17 años en el Parlamento, Feijóo 16 y yo apenas dos”, explica. Pide tiempo Caballero porque dice que su proyecto apenas ha germinado y “hay que darle tiempo a florecer y dar frutos”. Pero no sólo no tiene jardineros sino que está rodeado de podadores.