“Estaban todas as forzas da esquerda”, glosó la concejala María García tras la manifestación. La Policía Local cifró en 800 la presencia de participantes en la marcha convocada por la plataforma En Defensa do Común contra lo que consideran un plan de privatización de los terrenos portuarios para aliviar la deuda de la Autoridad Portuaria. “Estaban representadas 70 entidades de todo tipo”, completó García, que aludió a que el camino entre A Palloza y la Plaza de María Pita lo recorrieron 5.000 personas. “Se deturpan as cifras”, concluyó.
No sólo los datos oficiales del 092 sino que las fotos tomadas desde posiciones cenitales parecían desmentir la apreciación de la portavoz de la Marea Atlántica. Los organizadores evitaron difundir ese punto de vista, pero la foto final en María Pita no admite mayores discusiones.
Bajo el solete dominical los presentes desfilaron perezosos, atentos a las redes sociales para difundir un mensaje virtual. Se sumaron al grupo Xulio Ferreiro y Ana Pontón como caras más conocidas, otras más anónimas representaban a fuerzas marginales en cuanto a representación de la ciudadanía como Podemos o Anova. Las representantes locales de Marea, BNG y Podemos no llegaron a María Pita. Se quedaron en la plaza de Orense para atender una cita en el programa “A Coruña opina”, de Radio Coruña.
A través de las ondas entonaron el discurso habitual, lejos de las propuestas concretas que anhelan los ciudadanos. “Os terreos do porto deben seguir sendo públicos, lonxe de operacións especulativas, con usos públicos para fomentar a movilidade, zonas verdes de lecer, empresas, investigación…”. La concejala Isabel Faraldo, elegida a través de las listas de la Marea, pero integrada en Podemos, añadió como objetivo a perseguir en el debate sobre los nuevo usos del puerto la necesidad de atender “aos desafíos da crise climática”. “Propongan como quieren urbanizarlo”, replicó la concejala Rosa Gallego, del Partido Popular.
El puerto coruñés es objeto de un debate teórico plasmado a través de sucesivos estudios, desde aquella propuesta de Joan Busquets a un concurso de ideas convocado por la Marea o el último salido de la Universidad. Entre tanto juego floral lo que no se llega a consensuar es un plan de acción común que de continuidad a la rompedora idea que tuvo en su día Francisco Vázquez de construir un puerto exterior que liberase la fachada marítima.
Gestionar ahora esa fachada es el reto de la nueva generación de políticos, por ahora enfrascados en demagógicas sentencias y peticiones de uso de todo tipo o guerras de cifras sobre manifestaciones que se celebran entre la indiferencia de la mayoría de la población. Tampoco hace falta ser muy innovador. Pueden mirarse en el espejo de otras ciudades. Por ejemplo, Bilbao, donde lo primero que se hizo fue conformar una empresa pública para gestionar el suelo liberado desde usos portuarios e industriales y se apostó por una gestión profesional alejada de los vaivenes ideológicos en los que algunos políticos tan cómodos se sienten.