No parece mala idea poner recursos para la detección de antígenos a disposición de los ciudadanos, pero el resultado de la prueba realizada este fin de semana ha sido un poco decepcionante. Largas colas, esperas prolongadas y una capacidad limitada para atender la demanda.
La idea de desplegar los autobuses que utiliza a diario la Axencia de Doazón de Órganos e Sangue (ADOS) para atender a los donantes de sangre y situarlos en lugares céntricos de las grandes ciudades no parecía en principio descabellada. El problema ha surgido cuando la demanda de esta prueba ha sido superior a la capacidad de atender a un gran número de personas en el limitado espacio disponible. Entre las personas que solicitaron cita para hacer la prueba y los vecinos de las ciudades que se presentaron sin cita, se generaron largas colas y esperas prolongadas.
Ahora toca repensar el sistema. La idea es buena, el fin es importante, pero se precisan locales amplios en el centro y en los principales barrios de las ciudades y más personal para atender a la demanda de pruebas.
La anécdota es que este lunes, en las unidades móviles de ADOS, entraban personas preguntando si podían hacer el test de antígeno. A lo mejor sería una buena idea ofrecer el test de antígeno para fomentar la donación de sangre. Falta hará también pensar en alguna forma de subir las escasas reservas de sangre, vista la continua situación de escasez que señala el semáforo de la Axencia cada semana.