Con las elecciones en el horizonte, hace semanas que el Concello decidió acelerar todas las acciones que le permitían la ley electoral, y algunas incluso que entraban en terreno de lo debatible, para arreglar todo lo que el gobierno municipal no logró hacer en toda la legislatura. Pero las prisas no suelen ser buenas consejeras y, como si del mejor resumen se tratase, muchas de esas acciones iniciadas quedan a medio hacer y olvidadas, suponiendo un problema para los vecinos.
Desde hace semanas se extienden por toda A Coruña pequeñas acciones en aceras. Reparaciones para arreglar el pavimento, los bordillos o cualquier otro tipo de desperfecto que dificulta el día a día de los vecinos y pone en peligro su seguridad.
El problema es que el ejecutivo local ha querido abarcar demasiado y se va ‘olvidando’ de obras como ocurre en la zona del Birloque, donde varios residentes están molestos por lo que debía ser una reparación y se ha convertido en una carrera de obstáculos: “Semanas con las aceras pendientes de terminar de arreglar. Los vecinos se quejan de que es imposible pasar por ciertos puntos de la calle Juan Darriba”.
Estas escenas se repiten en todos los barrios de la ciudad. Y cuando no son obras que se dejan a medias, son obras de las que no se le avisa a los vecinos y acaban creando igualmente inconvenientes como sucedió en la calle Orillamar o en el campo de fútbol de Eirís.
Todo ello partiendo de la misma raíz del problema: el mal estudiante que deja todo para el último día. El 28 de mayor habrá que ver si termina en aprobado.