Ya es un clamor en la calle. La dejadez del Partido Popular en la nominación de un candidato, o candidata, competente para pelear por la alcaldía de A Coruña en las elecciones municipales de 2023 y los tejemanejes en el PSOE de Lage Tuñas como mano derecha plenipotenciaria de una Inés Rey cuyo mito de regidora dialogante ha saltado por los aires ante las primeras críticas, algunas personas con cierta relevancia en el tejido político y asociativo de la ciudad han empezado a moverse con vistas a poder conformar una lista con ciertas aspiraciones de ser influyente en el próximo mandato en María Pita.
Según las fuentes consultadas por diSÍnoticias, la percepción de los promotores es la de que en estos momentos la fragmentación del espacio político en toda España es absoluta y los ciudadanos buscan cada vez candidatos más cercanos a sus verdaderas necesidades y que no estén sometidos a los intereses generales de sus partidos.
En ese sentido, el descontento con el PSOE es mayúsculo. Nadie entiende cómo Inés Rey y su mano derecha, Lage Tuñas, no levantan la bandera para pedir la condonación de la deuda del Puerto, como ha ocurrido en Valencia después de la humillación que le propinó el anterior ministro, José Luis Ábalos, al negarle avance alguno en la comisión con la que la regidora pretendía ponerse una medallita. O llama la atención la ignorancia y el desprecio con el que la actual titular de Obras Públicas, la catalana Raquel Sánchez, mira los problemas coruñeses.
En el pasado, los movimientos localistas tuvieron una fuerza considerable. Fue el caso de La Coruña Unida, que fue clave en el primer mandato de Paco Vázquez y que arrastró buena parte del voto de los dos grandes partidos que se pusieron de perfil cuando Santiago arrebató la capitalidad a la ciudad herculina. Bajo la dirección de Joaquín López Menéndez, el sentimiento coruñesista agrupó a casi veinte mil votantes y sumó cinco ediles.
El tirón de Paco Vázquez, que no se calló cuando su partido apostó por Santiago, acabó con esa formación cuatro años más tarde y los partidos de interés exclusivamente coruñés no volvieron a aparecer hasta el 2007, cuando concurrieron a las urnas el COR.CO.BA. (Coruñeses con Buenos Argumentos) de Fernando Rodríguez Corcoba, defenestrado por el PP y el Partido Galeguista, cuyas históricas siglas rescató Carlos Marcos para intentar frenar la llegada de un bipartito entre PSOE y BNG que parecía inevitable a tenor del escenario político gallego de entonces. Entre ambos sumaron más de siete mil votos, pero se quedaron fuera de María Pita. Marcos repitió en el 2011 y en el 2015, pero nunca llegó a la barrera del 5 % y sus votos se perdieron.
En el 2019, la bandera coruñesista la levantó Democracia Coruñesa, capitaneada por un voluntarioso vecino de Monte Alto, Miguel Ángel Rosende, que apenas sacó unos cientos de votos. Rosende aseguraba entonces: “Nos presentamos porque ningún partido representa el coruñesismo que gobernó y modernizó nuestra ciudad. Los últimos 12 años fueron de paralización y estancamiento, viviendo del pasado y tomaremos las mejores decisiones para la ciudad y nuestros barrios desde María Pita y no desde las sedes de los partidos en Santiago o Madrid”.
Las siglas de Democracia Coruñesa siguen activas en el registro de partidos del Ministerio del Interior y hacia ellas miran un notable grupo de descontentos del socialismo coruñés que podrían intentar una aventura más centrada en la ciudad ante los tejemanejes de Lage Tuñas y su excesiva vocación por la política autonómica por encima de los intereses de la ciudad que le acoge.
A esa formación se podrían sumar algunos de los elementos más centristas del PP que han ido desmarcándose del partido en los últimos tiempos. También representantes del movimiento vecinal en barrios especialmente marginados por la actitud prepotente y sabelotodo de Inés Rey y Lage Tuñas, como el caso de los Mallos con la polémica de la okupación y la inseguridad, o de los Castros, con el problema de la movilidad, la falta de aparcamiento y el recuerdo de la displicencia con la que la regidora trató a algunos vecinos cuando acudió a visitar una discutida obra en la plaza de Salcedo Molinuevo donde la maleza ya invade una curiosos bancos en cuesta.
También hay interés en poner en marcha un partido así entre los pequeños y medianos comerciantes y empresarios de la ciudad, que no ven en el Presco más que una gigantesca bolsa de publicidad y autobombo para Lage Tuñas que en nada les ayuda ahora ni en lo peor de la pandemia.
Entre los temas que ya se están abordando figuran el de los posibles nombres de consenso que pueden encabezar la lista, así como el de la financiación de un proyecto que también ha encontrado cierto interés entre algunos sectores empresariales de mayor nivel de la ciudad. En todo caso, la irrupción de un nuevo agente electoral sacudirá el tablero municipal y obligará a todos los partidos a repensar su estrategia.