Bastó en torno a un minuto para que la turba que agredió a Samuel Luiz Muiños acabase con su vida. Lo hicieron a golpes y según las indagaciones policiales hasta siete personas participaron de manera directa en la marabunta, seis más se quedaron a la expectativa sin prestar auxilio a Samuel. La revisión de todas las cámaras de seguridad ubicadas en diversos puntos del frente que da a la playa de Riazor ofrecen una visión cristalina de lo ocurrido. A partir de ahí se realizarán las identificaciones y se filtrará el grado de participación de cada persona implicada. En eso trabaja ahora mismo la Policía, apoyada también en las declaraciones de las personas a las que ha citado, que han sido por ahora quince. Ninguna de ellas está, todavía, detenida.
“Las cámaras nos van a permitir esclarecer al detalle lo ocurrido”, garantiza José Miñones, delegado del Gobierno en Galicia, que anuncia horas cruciales en el curso de una investigación que no descarta ningún móvil, pero que se centra en determinar responsabilidades. Con todo, el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo apuntó en las últimas horas que no se atreve a tipificar el asesinato como “problema de homofobia” e incide en que desconoce la inclinación sexual del fallecido y cree que es un asunto que carece de relevancia.
“La rabia lleva a hacer conjeturas y conclusiones precipitadas”, reflexiona Miñones. Mientras tanto, incluso el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha pronunciado sobre el desgraciado suceso del pasado fin de semana: “Fue un acto salvaje y despiadado». El jefe del Ejecutivo advierte en una publicación en twitter de que «no daremos ni un paso atrás en derechos y libertades» y de que «España no lo va a tolerar», a la vez que traslada todo su apoyo a la familia y seres queridos del joven asesinado.