Después de una prórroga de quince meses en los que la ciudad se sostuvo con los presupuestos del año anterior, A Coruña tiene ya actualizadas sus cuentas. El acuerdo entre el gobierno municipal y Marea Atlántica se sustanció en un tempestuoso pleno cuya convocatoria llegó de manera subrepticia para enojo del resto de fuerzas políticas. “Lo deben de estar haciendo de maravilla para poner de acuerdo a PP, BNG y Podemos”, resumió la portavoz del Grupo Popular, Rosa Gallego. Los dardos le llegaron desde todas las bancadas a Lage Tuñas, único vocero socialista en la reunión. Excepto de los ediles que tenía a su espalda, los de Marea Atlántica. Al final, Lage acabó por pedir tanto a BNG como a PP que no le diesen lecciones. Y ganó la votación.
Nada de eso hubiera pasado sin pasar el rubicón de un debate previo que debía decidir si se celebraba pleno o no. Cada portavoz disponía de dos minutos para defender su postura, pero a Lage le sobró tiempo para razonar la urgencia de la convocatoria. Los últimos presupuestos, que en efecto son imprescindibles para realizar nuevas inversiones o facilitar un escudo social a tantas personas afectadas por la pandemia, se aprobaron el 21 de febrero de 2020: “Temos a necesidade de dotar á cidade o antes posible duns orzamentos”, explicó el portavoz socialista en el día número 69 del año 2022.
Las repentinas prisas de Lage toparon con el resquemor de quienes consideran que todo el proceso, en el que siempe debe contarse con las aportaciones de las demás fuerzas políticas representadas en el concello, carecía de garantías democráticas. Así lo apostilló, por ejemplo, Francisco Jorquera, portavoz del BNG. “Cruzaron moitas liñas vermellas”, apuntó Isabel Faraldo, de Podemos, que deslizó la posibilidad de que el pleno fuese nulo de pleno derecho. Incluso a María García se le escapó una definición sobre lo sucedido en la convocatoria del pleno para justificar la premura en celebrarlo sin que se pudiese cotejar el presupuesto que había que votar: “Atropello administrativo”, afirmó. Luego ella y sus compañeros de Marea Atlántica votaron en favor de la urgencia atropellada.
Metidos en harina, Lage Tuñas se revistió de magnanimidad ante los reproches por no haber enviado la documentación a tiempo para que los grupos que no estaban en la negociación presupuestaria pudiesen estudiar las cuentas: “Unha boa parte das súas propostas están recollidas, no peor dos casos ao 50% e nalgúns ao 90%”, dijo en relación a Jorquera y el BNG. Luego se aplicó en glosar unos presupuestos que bajo su punto de vista sitúan a la ciudad por encima de los egos. “Entendo que hai grupos aos que non lles gusta que o orzamento sea de 310 millóns de euros. Non crecen porque sí, senon pola importante xestión na captación de recursos”, justificó. Pero Rosa Gallego le deslizó una sospecha que ya recorre la ciudad: los presupuestos están inflados y se prorrogarán a final de año, de manera que lo que se ha aprobado este jueves estará vigente hasta finales de 2024 y quién sabe si un poco más.
Jorquera fue duro. “Dificultar o labor da oposición socava o funcionamento democrático”, lamentó ante una situación a la que consideró que se llega tarde y mal, unos presupuestos que entró a calificar tomando algunas de las expresiones empleadas por el interventor general del ayuntamiento, que en un informe en el que advierte sobre el escaso tiempo para emitir una conclusión, advierte sobre una sobreestimación en la previsión de ingresos. Jorquera apuntó que el BNG se siente desplazado en todo este proceso y se remite al acuerdo de investidura mediante el que se comprometía su influencia en la elaboración de las cuentas municipales. “Tomamos nota”, advirtió.
Los modos de interpretar las urgencias estuvieron en el centro del debate, sobre todo por lo que casi media corporación entiende como un desprecio. “Chegoume un correo con 14 archivos adxuntos pasadas as dez da noite do luns cun avance da documentación do expediente de orzamento”, rememoró la edil de Podemos, que pensó ufana que iba a disponer de unos días para repasar ese envío y los que estaban por llegar. Al día siguiente le llegó una convocatoria para asistir a una Junta de Gobierno Local que comenzaba siete minutos después y que iba a preparar el pleno extraordinario para aprobar los presupuestos. “Queren resolver todo en menos de 48 horas ¿Cal é o motivo?”, se preguntó. Lage acabó por recordar, mirando a Jorquera, que en Pontevedra, donde gobierna el BNG, la oposición no tiene permitido asistir a las juntas de gobierno, ni siquiera les convocan siete minutos antes.
El papel de Inés Rey y las fake news de Lage
En la discusión sobre modos y maneras, Marea Atlántica se lavó las manos. Lanzada, entre medias, la puyita sobre el “atropello administrativo” como para marcar una leve distancia, su portavoz María García prefirió centrarse en “a bóa noticia”, la aprobación de los presupuestos. Y celebró los triunfos de su formación en la negociación de las cuentas, que por ejemplo destinan cero euros a la compra de muelles en el puerto a pesar de que Inés Rey aseguró el pasado mes de julio que el concello haría una oferta para comprar el 75% de Batería y Calvo Sotelo.
La alcaldesa se aplicó durante el pleno a abrir y cerrar micrófonos, tarea en la que con el paso de los minutos ganó en prestancia. Como si tuviese prisa en liquidar aquello sacó el cronómetro y a Rosa Gallego la despachó sin contemplaciones en el octavo minuto de su primera intervención. La portavoz del Grupo Popular había destinado en gran medida a leer una información publicada en Mundiario en la que se detallaba un grosero enfrentamiento interno en el grupo socialista con dos de sus concejalas. “Luego se fue al 8-M”, le espetó a Rey, que ya acariciaba las teclas de on/off. La replica la verbalizó Lage Tuñas, alterado: “Veñen aquí a leernos as fake news”. Luego aludió al cotilleo y María García le auxilió en los reproches: “Salsa rosa”. Gallego zanjó: “Es tan sencillo como que digan si lo publicado es mentira”.
Según Mundiario, dos ediles fueron “tratadas de malos modos” en una reunión interna presidida por la alcaldesa, “que no solo no frenó a los increpantes, sino que apostilló, alzando la voz”. En esa información se apunta que una de las ofendidas salió llorando de la reunión, pero que otra les plantó cara. “Las discusiones en María Pita fueron tan elevadas de tono que las reuniones de concejales socialistas y de gobierno se dilataron, por lo que llegaron una media hora tarde a la comisión que debía informar los presupuestos”, explica una web que según Rosa Gallego dirige «un reconocido periodista».
“Hai que ter rostro para vir a falar aquí das fake news. Menuda desfachatez. Fale dos orzamentos, non de anécdotas”, increpó Lage a Gallego. A Jorquera le afeó que en diez minutos hablase durante 1 minuto y 58 segundos sobre presupuestos. Lage también tenía cronómetro, pero tras el enojo sacó a relucir el politólogo que es. “Entendo as posicións tácticas e que disputen o espazo político coa Marea. O respetamos. ¿Pero cales son as discrepancias cos orzamentos?”. La polémica se enrocó en el discurso de la exclusión o la inclusión del BNG en los asuntos de gobierno y en la opción que tuvieron en su día para subirse al tren del ejecutivo local. Ahí el portavoz socialista le perdonó la vida a Jorquera: “Xa sei que foi imposto desde fóra”. Jorquera sonrió por debajo de la mascarilla.
Bien está lo que bien acaba, pensaría Lage. La votación sacó adelante los presupuestos y María García salió presta de su bancada para darle la mano y sellar el pacto. “Lo que ha pasado aquí es propio de una dictadura”, se quejó Rosa Gallego. “Non podo votar uns orzamentos que non poidemos revisar”, concluyó Isabel Faraldo