Ni 24 horas tardó en dejar claro José Manuel Lage Tuñas que no admite injerencias ni consejo en su parcelita de Hacienda de María Pita, desde la que gobierna con soltura el Ayuntamiento desenvolviéndose entre lealtades cómplices a su dictado y pequeñas migajas.
Amanecía el domingo con una sorprendente propuesta en las páginas de La Voz de Galicia. Un artículo firmado por Carlos Agulló (Ferrol, 1961), subdirector encargado de la edición de A Coruña del periódico más leído de la ciudad. En el texto proponía una especie de gran coalición a la coruñesa: que PP y PSOE, los dos partidos más votados en las anteriores elecciones y que gobiernan en Galicia y en España, pactaran juntos los presupuestos de un año 2022 que se presume clave para evitar que la ciudad caiga en la irrelevancia más absoluta.
La propuesta sería lógica en una corporación con altura de miras como la que en diSíNoticias se ha recordado no hace mucho, en los años ochenta, cuando los intereses comunes prevalecían por encima de los tópicos partidarios y de la estrechez de miras de quien nos gobierna. PP y PSOE sumarían 18 concejales, dos tercios del total y podrían sellar un proyecto común de ciudad que no se volviese a jugar a un cara o cruz en las elecciones municipales del 2023.
Pero Lage Tuñas, la mano derecha de la alcaldesa, Inés Rey, quiso dejar claro que él no recibe órdenes de nadie. Ni siquiera sugerencias. Que a él le gusta la ruleta rusa, como se puede comprobar en la carrera por el control de los socialistas gallegos, más abierta que nunca a cuatro días de las primarias.
Por eso, el politólogo de Outes reconvertido en mandamás de María Pita organizó a toda prisa su particular escenografía para protagonizar la escena del sofá con otra María, en este caso García, de cuya irrelevancia en la Marea Atlántica todo el mundo sabe y que no podrá estar en la próxima corporación al superar los ocho años como concejala fijados en los estatutos de la organización populista. Cualquiera sabe que quien manda allí es Iago Martínez, aunque el edil vigués pretenda mantenerse en un segundo plano consciente de las reticencias que genera, entre propios y ajenos, tras cuatro años como factótum de Xulio Ferreiro. Quizá por eso él entiende mejor que nadie los sinsabores por los que pasa Lage Tuñas.
Lage y García presentaron un acuerdo para aprobar las ordenanzas municipales, es decir, las tasas e impuestos que todos los coruñeses pagarán el próximo año. El resultado podría calificarse de irrelevante: la variación de las partidas asciende a poco más de millón y medio en un total de casi 300 que manejará la alcaldesa el próximo año.
Pero el mensaje queda claro para La Voz de Galicia: Lage Tuñas prefiere siempre a la Marea Atlántica como socia y suele exhibir esa filia cada vez que Inés Rey se ausenta de la ciudad, tesitura que siempre aprovecha para montar un teatrillo con el que hacerse la foto con los mareantes.
Las ordenanzas son imprescindibles porque fijan los recibos clave del Ayuntamiento, el IBI, el impuesto de circulación y el de actividades económicas, claves para financiar los dispendios de una corporación que ya consume más de un tercio de sus ingresos en salarios de todo tipo. En A Coruña aún no hay la preparación suficiente para la gran coalición. Lo que falta por ver es si todas las medidas de gasto avaladas por la alcaldesa Inés Rey a instancias de su gurú serán suficientes para ocultar la total falta de resultados tangibles en la gestión de la ciudad.