Fiel a su costumbre de rodearse de quien nunca le lleva la contraria y aislar cada día un poquito más a Inés Rey en su jaula de oro del despacho de alcaldesa, José Manuel Lage Tuñas sigue moviendo peones en María Pita a cuenta de los impuestos de todos los coruñeses.
Si hace un mes escandalizó a toda la plantilla de empleados municipales con la adjudicación de plazas en el proceso de consolidación que acabó con dos de sus más estrechas colaboradoras como grandes afortunadas en el reparto de puestos de mayor nivel, esta vez la generosa labor del concejal de Hacienda procedente de Serra de Outes y aspirante frustrado a funcionario en Rianxo, ha beneficiado a otra vieja conocida.
Y es que Lage Tuñas ha conseguido completar la renovación del gabinete de comunicación del Ayuntamiento que empezó hace ya más de un año con la salida de su anterior titular, cuestionado por su cercanía a Inés Rey, y el relevo por Enma Cid, una canterana de los llamados Petenes, que salió rebotada de su experiencia con Emilio Pérez Touriño.
Ahora, la lotería de un empleo cómodo y bien remunerado le ha tocado a la hija de uno de sus más cercanos aliados, el alcalde de Ames, Blas García, un habitual del entorno de Lage que tiene en su haber el bautismo del grupo de incondicionales del de Outes como los «cocacolos», por su querencia al consumo de esa bebida en todas sus reuniones.
Se da además la curiosa paradoja de que Blas García, que llegó a la alcaldía de rebote tras la salida de José Miñones a la Delegación del Gobierno en Galicia, es el jefe directo de José Manuel Lage en la Diputación… aunque todo el mundo sabe quién da las órdenes, tanto en la avenida del Puerto como en María Pita.
Mientras tanto, los sindicatos del Ayuntamiento, en otros tiempos tan beligerantes, siguen guardando silencio sobre los tejemanejes de Lage en el área de Personal. La pregunta es por qué. Y la segunda, hasta cuándo.