A menos de dos años de las elecciones municipales, el equipo de gobierno del ayuntamiento de A Coruña no acaba de consolidar su posición para poder reeditar mandato. Los problemas se le acumulan a Inés Rey, que fluctúa entre la improvisación y la chapuza. La última semana desnudó las carencias de lo que desde la Marea se definió como “minoría absolutista” y desde el Partido Popular se etiquetó como un Ejecutivo excluyente. Los socialistas se empeñan en gobernar A Coruña con nueve ediles en un ayuntamiento donde trabajan 27.
Un revés judicial. El primer varapalo llegó el lunes con la contundente sentencia judicial que confirmó que Inés Rey vulneró los derechos fundamentales de la oposición al negarse a tramitar y votar sus enmiendas en un Pleno. Aquel día de febrero la alcaldesa le negó la palabra incluso al secretario municipal que quería advertirle del error. Rey tomó la sentencia del juzgado de lo contencioso-administrativo y la digirió para anunciar horas después que no interpondría recurso. Apuntó, eso sí con el ventilador en marcha, que todo el lío se debió a unos «informes técnicos»
Los olvidos del Presco. El 1 de septiembre se abrió el plazo para que autónomos y pymes pudiesen optar a las ayudas del Presco. Pero justo ese día la junta de gobierno local corrigió las bases del plan de recuperación para añadir al comercio local, un pequeño olvido. “Se trata de una errata”, alegó el equipo dirigido por Rey y su edil de Hacienda, Lage Tuñas, mientras la oposición pedía que se ampliasen los plazos y se informe de la modificación en el BOP. Las primeras bases, que se habían tramitado por vía de urgencia sin que pudiesen ser examinadas en detalle por el resto de grupos políticos, apenas recogían un apartado referente al comercio al por menor en puestos de venta y en mercadillos, ahora la corrección abre el abanico de las ayudas al resto de actividades comerciales, que estaban en pie de guerra.
Alvedro no vuela. La semana prosiguió con nuevas noticias sobre Alvedro, que acaba de caer en el escalafón de los aeropuertos gallegos por detrás de Peinador, que ya mueve más pasajeros que el aeródromo coruñés. Cuando Inés Rey llegó a la alcaldía, Alvedro crecía a razón de un 10% mensual mientras en Vigo acusaban la marcha de Ryanair y se convertían en el segundo aeropuerto español que más tráfico perdía, apenas por detrás de Fuerteventura. Pero han sabido reaccionar, mientras en A Coruña la inacción y los giros en materia turística pasan factura. El último varapalo llega una vez más desde Vueling, que cancela el enlace con Valencia, un destino que en la pasada primavera duplicó en Labacolla y que ahora permanecerá en el aeródromo compostelano. Desde la pandemia ningún avión de Vueling ha vuelto a dormir en la base coruñesa, de manera que no se atiende la demanda de primera hora de la mañana.
Sin presupuesto la sala de estar no se arregla. El panorama es desalentador. La alcaldesa salió a la palestra este miércoles para anunciar también que no puede dar una fecha de inicio de las obras de reurbanización en Los Cantones y la calle Compostela, que se sumergen en la provisionalidad ejemplificada por la chicane de la Librería Arenas. Que parte de esas obras no puedan iniciarse ahora porque no hay fondos después de que el edil Lage Tuñas decidiese prorrogar los presupuestos de 2020, alerta sobre el coste de determinadas decisiones.
Inseguridad y conflictos. A Coruña languidece mientras busca un liderazgo. Tras las alertas por los robos en viviendas, los dos últimos fines de semana se sucedieron oleadas de pequeños hurtos en la zona del Orzán, en especial teléfonos móviles sustraídos a jóvenes y adolescentes en un entorno que apenas dispone de vigilancia. Mientras tanto la policía local cumple tres meses de protesta en la Plaza de María Pita.