La redacción de La Opinión A Coruña abandonará en breve su emplazamiento en la céntrica calle coruñesa de la Franja. La dirección de Prensa Ibérica, editora del diario, busca un nuevo emplazamiento para sus trabajadores, que redoblan esfuerzos para mantener la calidad del periódico a pesar de los condicionantes de la pandemia y los recortes en personal durante los últimos años.
El grupo presidido por Javier Moll busca una nueva ubicación para albergar la sede del periódico, que como sucede con la mayoría en el sector sufre un serio revolcón en sus ventas en kiosko a consecuencia de la crisis sanitaria, que agrava la crisis de producto que sufre la prensa en soporte papel. Altos directivos de Prensa Ibérica estuvieron durante los últimos días en la ciudad examinando varios opciones. La prioridad es buscar un espacio en el casco urbano, cerca de donde se producen la mayor parte de las noticias. Hace unos meses, la Editorial La Capital, dueña de El Ideal Gallego y DXT tomó ese camino al trasladar sus redacciones desde Pocomaco a la planta baja del Palacio de la Ópera.
La decisión se fundamenta en la rebaja en el número de trabajadores en el periódico, detalle que propicia que varias de las plantas del edificio estén desocupadas. Pero sobre todo en la necesidad de obtener liquidez económica para unos dueños con demasiados compromisos. Prensa Ibérica sondeó la posibilidad de alquilar una de esas plantas en la Calle de la Franja, pero no ha encontrado inquilinos. Más salida tiene la venta del edificio, un histórico inmueble rehabilitado hace apenas veinte años para atender a las necesidades tecnológicas de un moderno medio de comunicación y que se podría reacondicionar para cualquier sector.
La Opinión A Coruña llegó a disponer de una plantilla de unos 80 trabajadores, la mayor parte de ellos periodistas que ocupaban tres de las cinco plantas del edificio, la baja se destinaba a labores administrativas y de gestión de publicidad. Hoy, el plantel de empleados se ha reducido a la mitad porque algunas secciones aprovechan las sinergias con otros diarios del grupo. Las cosas han cambiado en veinte años no sólo para el sector, que sufre una reconversión brutal hacia el formato digital, sino también en la empresa, que hace dos años adquirió el Grupo Zeta, otrora referencia en los medios de comunicación nacionales, pero que había llegado a acumular una deuda de 140 millones de euros.
La llegada a Zeta, con unos costes de personal superiores a los 60 millones de euros anuales, obliga a Prensa Ibérica a replantear algunas de sus posiciones. Con todo, su diario coruñés no sufre duplicidades como por ejemplo la que acabó con la edición castellonense del Levante, que entraba en competencia con El Periódico Mediterráneo. También cerró La Opinión Tenerife y se llevaron a cabo expedientes de regulación de empleo en los diarios de Murcia y Málaga. En otros periódicos tan bien asentados como el Diario de Mallorca hubo reducción de plantilla y en la Calle de la Franja no fueron, por desgracia, ajenos a esa tendencia. En todo caso, siempre será mejor vender un edificio que despedir a quienes los ocupan.