El pasado 22 de septiembre un desembarco de autoridades alteró la cotidianeidad en Pedralonga. Aparcados los coches oficiales descendieron de ellos el delegado del Gobierno, José Miñones, su mano derecha María Rivas; el portavoz del Gobierno Local, José Manuel Lage, su mano derecha y alcaldesa, Inés Rey; el jefe de la demarcación de carreteras del Estado, Ángel González, y hasta el entonces edil de Urbanismo, Juan Díaz Villoslada, en una de sus escasas comparecencias públicas junto a Lage y Rey.
El abarrote desembocó en un descampado en el unos operarios montaron dos caballetes y un panel que anunciaba la construcción de una pasarela peatonal en Pedralonga. Inés Rey revistió de pompa el acontecimiento: “O Estado salda hoxe unha débeda histórica con barrios de Palavea, Pedralonga e Eirís”.
Aceptemos que el Estado y toda su maquinaria está pendiente y ocupada con lo que ocurre en tres barrios de A Coruña. Podemos creernos incluso que una única pasarela peatonal atañe e incide en todo ese hat-trick barrial. El caso es que medio años después la hierba crece donde estuvieron los caballetes y no hay rastro de la pasarela, que Rey muy atinadamente explicó que llevaba siendo reclamada “pola veciñanza” durante más de una década.
Las obras, que tenían la generosa previsión de acometerse en 26 meses, ni siquiera se han iniciado y por allí sólo pasaron las autoridades que, obviamente, no se pusieron el mono de trabajo. “Moitas foron as palabras, as promesas e os compromisos dos diferentes gobernos, mais escasos os feitos”, glosó Rey antes de irse de la zona.
Este viernes el asunto, que sin duda a estas alturas ya resulta enojoso, salió a la palestra en la habitual comparecencia semanal de la alcaldesa en Radio Voz. Ocurre que Marea Atlántica anunció que pedirá información en el pleno municipal de la próxima semana para saber que ocurre. E Inés Rey deslizó, ante el micrófono de la radio, el cariz de una conversación sorprendente. “Hace quince días vino la ministra Raquel Sánchez y en una reunión privada le exigí que empiecen cuanto antes los trabajos del paso. Tiene que empezarse ya”.
Inés Rey asegura que le dice a una ministra lo que tiene que hacer.
Los embustes van por barrios, casi más que la pasarela. Una nota de prensa emitida por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana el pasado 24 de enero, tras una reunión de la ministra con Alberto Núñez Feijóo, aseguraba que el Gobierno había iniciado las “actuaciones” en Pedralonga. “Inversiones que ya son una realidad”, explicaba el comunicado. Cuatro meses antes, Miñones había sacado pecho. “Son apenas 161 metros de pasarela e houbo oportunidades de facela, pero ninguén a fixo”.
La pasarela es una entelequia. A tenor de los abrazos que se dieron después de esa reunión privada Rey y Sánchez no parece que el tono fuese propio de una Maria Pita que defiende su ciudad. Inés Rey explica ahora que “hubo que hacer unas pequeñas modificaciones en el proyecto”, el mismo que en septiembre calificó de urgente porque “algúns xogaban literalmente a vida para atravesar as dúas beiras de Alfonso Molina”. La delegación del Gobierno apuntó incluso que el encarecimiento de los costes de materiales, singularmente del acero, por la guerra en Ucrania (iniciada cinco meses después de aquella epifanía frente a la fábrica de armas), afecta a los tiempos previstos para levantar la pasarela.
La larga mano de Putin llega a Pedralonga, mientras Inés Rey asegura que bajo su mando “unha cidade que camiña, unha cidade que aposta por unha mobilidade sostible, saudable e segura”. Y si no hay pasarela se presenta ante la ministra y le canta las cuarenta.